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14 de Agosto de 2017
Crámer. Una importante arteria que atraviesa Belgrano y Núñez.
Los bocinazos y el caos de tránsito en
determinados horarios, son característicos en algunos tramos de Crámer, a
pesar de todo, los vecinos la prefieren y la eligen para vivir.
Muy pocos deben saber que su denominación se puso por Ambrosio Crámer
(1790-1839), un coronel de origen francés que combatió en Chacabuco y
realizó en 1823 la campaña a Tandil. En 1824 acompañó al general Martín
Rodríguez en su expedición a Bahía Blanca. Murió en la batalla de
Chascomús combatiendo contra las fuerzas de Prudencio Ortiz de Rosas.
Antes de llamarse Crámer debido a la ordenanza del 27 de Noviembre de
1893, tuvo otros nombres. La denominación Moldes abarcaba el tramo
comprendido entre Dorrego y Federico Lacroze; Santa Lucía, junto a las
vías del Ferrocarril Mitre, probablemente entre Lacroze y Virrey Avilés;
San Lorenzo entre las actuales Virrey Avilés y Congreso; y Billinghurst,
entre Manuela Pedraza y General Paz. Entre Congreso y Manuela Pedraza, nos
quedó un vacío que no podemos llenar, ya que no era San Lorenzo ni
Billinghurst, un misterio por determinar.
“Crámer tiene un encanto muy particular”
Mario Salvo:
Vivo hace 45 años en la Av. Crámer, un icono de los barrios de Núñez y
Belgrano que encierra en su historia un sinfín de caprichosos cambios que
con el tiempo, le han ido dando una fisonomía tan variable. Crámer tuvo y
tiene la particularidad de ser calle, avenida y nuevamente calle. Aparece
tímidamente desde su nacimiento en la Av. Dorrego. Desde allí, y hacia el
norte es una calle donde se han elevado edificios de altura, que le
cambiaron aquella fisonomía de comienzos del siglo XX, donde proliferaban
las casas bajas y depósitos, dada su cercanía con la estación Colegiales.
Así, desde Federico Lacroze, y hasta su encuentro con Elcano, la acera
impar sin edificación alguna, acompaña las vías del F.C. Mitre,
permitiendo observar en siete cuadras a pleno, aquella vieja estación de
cargas, hoy en situación de conflicto. Seguimos subiendo hacia el norte y
es aquí donde más de un forastero se encuentra con el abrupto final.
¿Dónde continúa Crámer? Haciendo una cabriola, donde se discuten la
primacía Av. de los Incas y Elcano, previo paso bajo nivel del puente del
ferrocarril, nuestra Crámer continúa con todo su esplendor. Ahora esa
callecita tipo campiña, se transforma en una imponente avenida de doble
mano. Edificios lujosos de altura, algunas casas coloniales y a medida que
ascendemos, una importante cantidad de comercios que se amplían desde La
Pampa hasta Monroe.
Pero en este relato, bien vale la pena repasar la modificación topográfica
que se concretara en esta, ahora, gran avenida. Desde Monroe hasta José
Hernández el ancho entre las líneas municipales opuestas (par e impar) era
extremadamente más ancho que el trazado que venía desde Republiquetas (hoy
Crisólogo Larralde). Este tramo significaba un espacio sumamente
pintoresco, ya que si bien la calzada adoquinada mantenía su mismo ancho,
sobre la acera par existía una doble hilera de arboleda, conformando en el
centro un área de parque y un frondoso túnel por donde transitaban los
tranvías. En 1965 cuando pasó el último tranway, ya aquello no tenía
sentido. En la década del ´70 se quitó una hilera de árboles y se ensanchó
la avenida a las dimensiones actuales.
La Av. Crámer, siempre fue tal desde García del Rio a José Hernández,
hasta 1975, a pesar de poseer un ancho idéntico al actual, entre ambas
arterias, tuvo sentido único de circulación, de norte a sur, era quizá
entendible ya que el tranvía con el tendido de una sola vía de circulación
lo hacia por el centro de la calzada. A partir de esa década, por un par
de años se invirtió el sentido de circulación, siendo de sur a norte.
Luego, se le dio el doble sentido, tal como lo es en la actualidad.
Quizá por una cuestión de haber quedado en el tramo final de su extensión,
la parte menos progresista está en Saavedra, entre García Del Rio y la Av.
Gral. Paz. Muy angosta, sin grandes cambios edilicios y con muy pocos
comercios. Es una verdadera lástima ya que esta es una de las arterias con
salida directa desde la Av. Gral. Paz.
Crámer tiene una extensión de 5 Km. Debajo de su asfalto aún perduran en
sectores, los viejos adoquines y las vías del añorado tranvía. En sus 50
cuadras atraviesa cinco barrios, Palermo, Colegiales, Belgrano, Núñez y
Saavedra. Hoy como queda dicho a la altura de Belgrano “R”, la avenida que
nos ocupa se ha transformado en un gran polo comercial, de Monroe hacia
Quesada por estos tiempos se están instalando comercios gastronómicos y de
servicios.
Pero Crámer, en mi barrio de Núñez, ya no es la misma. Ya no existen los
viejos bodegones, ya no esta el recordado BODENSEE, y por si fuera poco ya
no existe ese Coliseo que fuera mi segunda casa en todo su esplendor, “El
estadio del Club Atlético Platense”. Desde 1917 hasta 1971 allí, en su
intersección con Manuela Pedraza, la calle Crámer era noticia permanente
por todas las glorias que transitaran el verde césped y esas gradas que
cobijaran tanta pasión.
Actualmente, Crámer es una avenida muy ruidosa porque no existen controles
sobre la velocidad de las motos y los automóviles, especialmente en las
madrugadas de los fines de semana. El tránsito es un caos, porque a pesar
de que es una avenida y no se puede estacionar, hay autos estacionados en
los dos lados. Falta un semáforo en Ibera y Quesada, y es imposible cruzar
en esa esquina. Las veredas están en muy mal estado, solo se mantienen
bien, aquellas que hace años realizara el Gobierno de la Ciudad. Es una
avenida que está limpia, el sistema de contenedores funciona muy bien.
“La iluminación que tiene es estupenda”
Stella Maris Gamarra:
Hace 7 años que vivo sobre la Av. Cramer, una de las más lindas de la
zona. Es algo ruidosa de día pero de noche no, al menos en el sector que
vivo. El tránsito es bastante caótico en las horas picos, especialmente
los fines de semana por la noche. El estado de las veredas podría ser
mejor. Las calles están sucias por los perros, pero considero que la culpa
no es de los animales sino de la gente que los pasea. Respecto a los
contenedores hay varios y resultan buenos. En mi zona hay bastantes
comercios y necesitaríamos extender el horario de lavigilancia policial.
Merece un reconocimiento especial el policía que desde hace unos años
recorre Av. Cramer entre Quesada e Iberá en el horario nocturno, es una
excelente persona. La iluminación que tiene en la actualidad la Av. Cramer
es estupenda.
“Para el lado de Núñez, es menos ruidosa”
Mirta Aiello:
Vivo sobre Crámer desde hace 8 años aproximadamente. Me resulta
cómoda, porque tengo cerca cines, familiares y amigas. Para mí no es
ruidosa, aunque hay una gran diferencia de Monroe hacia Belgrano que hacia
el lado de Núñez. A la tardecita el tránsito es un caos. Tiene mucha luz.
“Con veredas rotas, sin refugio y sin semáforo”
Daniel Ramirez:
En la esquina de Crámer y C. Larralde, tardaron mucho tiempo en hacer
los trabajos pero al fin instalaron las luminarias. Falta la colocación de
un refugio en la parada del 151 en Cramer 3610 y vigilancia policial a
pie. La vereda del lado de la numeración par de Cramer entre Núñez y
Larralde, está bastante rota, la gente mayor se tropieza y cae. En Crámer
3585 corrieron el contenedor de manera tal que el colectivo no puede
arrimarse al cordón. Por último, quiero recordar que falta un semáforo en
la peligrosa esquina de Crámer y Núñez.
“Faltan más semáforos y efectivos policiales”
Judith:
“Hace más de 30 años que estoy con mi veterinaria sobre la Avenida Crámer
al 3700, primero estuve casi 15 años en un local y luego me mudé enfrente,
donde estoy actualmente. Crámer es cada vez es más ruidosa porque pasa el
colectivo 151 y una gran cantidad de autos. El tránsito se está
transformando en un caos porque no hay semáforos y los vehículos pasan a
gran velocidad produciéndose muchos choques por semana en las esquinas,
además de ser muy peligroso para el peatón al cruzar. Algunas veredas
están en buen estado, ya sea por los dueños de casas que las han hecho u
otras que hizo el Gobierno de la Ciudad, pero sin mantenimiento, se rompen
enseguida. Hay contenedores pero no los adecuados para reciclar, ni los
suficientes por cuadra. Tendrían que poner más semáforos y más seguridad.
En nuestra cuadra hay un policía excelente, tendría que haber uno como él
en cada esquina. Me gustaría que se completen las obras que nunca se
hicieron para que no vuelva a pasar lo del 2 de abril del 2013, cuando se
inundó Crámer a esta altura.
“Es una avenida hermosa”
Dora Pelaez:
Vivo en esta ancha avenida desde hace aproximadamente 25 años. En ese
momento la calle era adoquinada, la asfaltaron en 1990. Elegí vivir en
ella porque debía mudarme a un departamento más grande, ya que tengo dos
hijos, y necesitaba una habitación más. Anteriormente vivía en Av. de Los
Incas y Conde. Pero yo conocía a Cramer desde antes de mudarme ya que
íbamos a tomar cerveza y a comer salchichas con Chucrut a la antigua
Cervecería Bodensee, que estaba ubicada en Cramer al 2400, y por
casualidad luego me mudé en la misma cuadra. En dicha Cervecería había 7
canchas de bolos y un jardín muy lindo en la parte trasera que se
disfrutaba mucho en las noches de verano, siendo la comida alemana
exquisita. Luego se cerró y actualmente hay un edificio. Crámer es muy
ruidosa, se producen embotellamientos de tránsito en las horas pico y
además los semáforos no están bien sincronizados. Las veredas en el tramo
entre Virrey del Pino y Monroe están bastante cuidadas, ya que hay
edificios de mucha categoría. En mi opinión personal es una avenida
hermosa.
“En ciertos horarios, es intransitable”
Alberto:
La dársena que está en la escuela, para el supuesto ascenso y descenso de
pasajeros, tiene siempre autos parados a la izquierda, ¿se puede
estacionar ahí?
Lo que menos me gusta de esta avenida, es el caos en el tránsito. En
ciertos horarios, un automovilista que circule por Crámer desde Larralde
hasta Av. de Los Incas, puede tardar en llegar bastante tiempo. Si le toca
quedar detrás de un colectivo 151, tendrá la mala fortuna de circular a
paso de tortuga hasta pasar Monroe, dónde la avenida se ensancha. Y si al
llegar a Juramento, tienen la mala suerte de que un 113 se interponga en
su camino, sumado a los semáforos para girar a la izquierda de Echeverría
y La Pampa que entorpecen todo, demorará bastante en llegar a su destino.
Los semáforos están muy mal sincronizados. También es muy común ver
algunos conductores que pegan volantazos a la izquierda para ingresar a la
cochera de un edificio que está ubicada enfrente de donde el auto viene
circulando, ¡Un peligro!
En la intersección con Quesada, me parece que la avenida se tendría que
llamar Cráter, en honor a una rampa que se rompió toda. ¿Cómo las
construyen? ¿Qué material utilizan? Es una vergüenza y un peligro para los
peatones utilizar estas “rampas movedizas”.