Las recientes
inundaciones producidas en la Ciudad de Bs As se deben a la
concurrencia de varios conjuntos de causas, con diferentes
grados de incidencia. Algunos de ellos son:
1- Una variación del régimen de lluvias, tanto en caudales
cuanto en modalidades, que genera un fuerte impacto sobre
nuestro sistema, basado en la conducción y entubamiento, cuya
debilidad reside precisamente en la limitación de los caudales
admitidos por el diseño.
2- La creciente impermeabilización del suelo en el área
metropolitana, que avanza sobre espacios verdes, naturalmente
absorbentes, reductores y retardadores del escurrimiento
superficial.
3- El exceso de entubamiento de los cursos de agua naturales a
cielo abierto, que simula ser la respuesta a los problemas
generados por la impermeabilización – sin lograrlo –, y que
responde al mismo esquema de pensamiento que originó los problemas.
Estos dos últimos generan un triple efecto negativo:
a- Incorporación a la escorrentía del volumen que naturalmente
sería absorbido por el suelo.
b- Aceleración del escurrimiento de las aguas superficiales y de
las entubadas.
c- Casi total eliminación de la evaporación que se produciría
naturalmente en el recorrido.
Esto también reconoce causas antrópicas, funcionales entre sí,
tales como la “urbanización” especulativa e irracional del suelo
del AMBA (negocio inmobiliario), y la utilización política de
cualquier obra pública como símbolo de "progreso" y mercadería
electoral, sin reflexionar sobre su verdadera utilidad para la
comunidad (confusión entre estrategia política y rosca política).
La falta de aireación e irradiación solar del efluente entubado
deteriora, además, su calidad.
4- El manejo inapropiado de los residuos urbanos, desde los modos
domésticos de presentación de los mismos en la vía pública,
hasta la recolección y disposición final, y las consecuentes
dificultades para la liberación de la vía pública y los
sumideros en casos de emergencia.
Las nuevas modalidades del mercado en materia de "packaging", y
una creciente cultura de lo descartable, generan, además, una
cantidad de residuos mayor que la necesaria.
5- Un erróneo criterio en las normas que rigen el manejo de los
desagües pluviales domiciliarios, las que inducen al volcamiento
total e instantáneo de las aguas precipitadas en el interior de
los predios privados - con una capacidad de volcamiento de hasta
60 mm/h - hacia las colectoras públicas, que sólo admiten un
pico de 60 mm/h durante un máximo de media hora, es decir, 30 mm/h.
Esto incorpora al problema aproximadamente la mitad del caudal
total de efluente.
6- La “urbanización” (en realidad incorporación al mercado
inmobiliario) de los valles de inundación de los cursos de agua
naturales y de los bajos próximos a su desembocadura, algunos de
ellos pomposamente promovidos por el negocio inmobiliario e
increíblemente permitidos por las autoridades sin advertencia
alguna a la población sobre los riesgos que enfrenta.
Esto incrementa la vulnerabalidad de los habitantes y usuarios
de construcciones en esas áreas.
Como agravante, en muchas de estas construcciones existen, en
los subsuelos, partes vitales, como tableros eléctricos, medidores
de energía eléctrica, sistemas de bombeo de agua potable,
medidores de gas, etc., con lo que se agregan nuevos riesgos.
Esto también es, curiosamente, permitido por la reglamentación
vigente, sin informar a la población.
ARQ. FERNANDO COUTO
Partido Proyecto Sur |