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¿Qué sucede con las napas?
Una presentación del problema real de las napas de la Ciudad de Buenos Aires

(16/06/05) Hace unos años, finales de los cincuenta, nuestra familia se había mudado a un departamento en el barrio de Belgrano, sobre la barranca de la calle Virrey Loreto.
Nuestro edificio, de solo siete plantas, era de los primeros que se asentaron en esa parte del barrio, que a la sazón estaba constituido por mansiones y casonas señoriales. Frente a nuestros balcones, teníamos una interesante construcción, llamada Quinta Helena, de gran parque con vegetación importante.
Poco a poco, el barrio fue cambiando, a nuestro edificio lo fueron rodeando monstruos cada vez mayores, que se comían la luminosidad de otrora, contaminando el aire con los terribles "quemadores" de basura de esos tiempos.
Cierto día, vimos que "nuestra" Quinta Helena era invadida por personal y maquinaria, que en pocos días dio cuenta de ella. Se empezó a oradar el terreno, prácticamente en toda su gran superficie (tres lotes en medio de la manzana), hasta llegar a la tosca, esas piedras poco consistentes, de color marrón oscuro, que solíamos ver en las playas aceptables del Río de la Plata de entonces. 
Desde nuestra casa se veía un viejo aljibe, que como una chimenea de ladrillos ascendía del acuoso fondo hasta el nivel del suelo. El agua transparente, una lámina grande como la superficie del terreno, con un espesor de casi cinco centímetros, corría como un rápido por la barrancosa tosca, semejante a una escalera con bordes redondeados. Llamaba la atención, el volumen del agua transparente y la velocidad de ese desplazamiento. Supimos luego, que era agua de la primera napa, que en la barranca discurría a tres niveles del suelo. 
Los cimientos de las columnas se asentaron en la tosca oradada en tanto que las aguas se las conduce a dos cañerías que permiten la continuidad en su circulación. Luego se construye el piso del primer sótano .
Este recuerdo del movimiento del agua subterránea, buscando la salida al Río, me hizo notar que el drenaje de la misma está hoy prácticamente impedida ya que en casi toda la Ciudad de Buenos Aires se fue construyendo defensas contra el Río y el Riachuelo.
Así es, casi toda nuestra Ciudad está rodeada, la costa del Río de la Plata y el Riachuelo, por un cinturón de hormigón que se asienta en la antedicha tosca, por debajo del nivel del agua, que impide el escurrimiento natural del agua de la primera napa.
El problema se ha acentuado con los basamentos arcillosos de la nueva Gral. Paz, que cierra el perímetro de todo el distrito y eleva también las napas de la Gral. Paz hacia el Oeste, en los municipios vecinos.
Este factor es el que de no remediarse hará sumamente inconveniente aumentar la superficie drenante de la superficie la Ciudad, pues sólo se conseguirá aumentar el afloramiento de las napas que solo podrá filtrar a la segunda napa por las fisuras del terreno impermeable.
Hemos realizado un proyecto de lago regulador que capte no solo el drenaje de los entubados cuando hay sudestada sino también las aguas de las napas cuando la "bajamar"permita la evacuación. Figura el mismo en nuestro trabajo: " Ideas sobre las futuras costas de la Ciudad".
Por Manlio E. Wydler
Secretario de la Fundación Argentina para los Espacios Verdes, Consejero del Plan Estratégico, Asesor Honorario del partido de la Ciudad. 



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