07 de Noviembre de 2016

Ciclista atropellada


El jueves 27 de Octubre alrededor de las 20 horas atropellaron a una mujer que circulaba en bicicleta por Av. Cabildo en dirección a Palermo. El accidente que se produjo entre Blanco Encalada y Olazabal, provocó la muerte de Silvina Urbina.

El único testigo es un colectivero que vio cuando la ciclista se metió queriendo pasar por la izquierda a un camión lleno de brea y este la cerró atrapándola con las ruedas traseras. La mujer quedó debajo del camión siendo despedida a metros. El camionero siguió su camino sin parar a ver que había sucedido.

Sus padres están buscando desesperadamente más testigos. Si alguien sabe algo, que se acerque a la Comisaría 33, donde está radicado el caso.

El Domingo 06 de Noviembre se colgó una bicicleta blanca en el lugar del hecho, en su memoria. para que toda persona que pase por ahí recuerde a Silvina.

La “bicicleta fantasma” es una bicicleta pintada de blanco que es encadenada en los lugares donde un ciclista ha tenido un accidente mortal. El movimiento de las bicicletas fantasma surgió en 2003 en Misuri, Estados Unidos, cuando una chica murió embestida por un coche. A los pocos días sus amigos pintaron de blanco una bicicleta y la colocaron allí donde perdió la vida. En la actualidad ya existen más de 500 bicicletas repartidas por todo el mundo. Estas bicicletas son un recuerdo póstumo en memoria de un ciclista fallecido, a su vez es una denuncia sobre el derecho de todo ciclista a circular seguro.

El movimiento de las bicicletas fantasma pretende recordar a las víctimas y alertar a las autoridades y ciclistas de la peligrosidad de determinadas calles y carreteras. En la página web www.ghostbikes.org se sitúan cada una de estas muertes con un globo en el que puede leerse el nombre de la víctima, su edad y el lugar donde ocurrió la tragedia.

Estas bicicletas funerarias, previamente se inutilizan, se le cortan los cables, se le quitan los frenos y las luces, se pinchan o desinflan las ruedas; en definitiva, lo que queda es pura chatarra sin ningún valor, nada más que el recuerdo de una desgracia. Luego, le dan varias capas de pintura blanca y la dejan secar. Cuando está lista, la atan con una cadena y un candado en el lugar donde se produjo el siniestro. Una placa grabada con el nombre de la víctima, el día del accidente y unas flores recuerdan que quien murió allí viajaba sobre dos frágiles ruedas y tenía un nombre y un apellido.

En Avenida del Libertador y Lacroze, se incrustó la primera “bicicleta fantasma” en la Argentina, homenajeando a Pablo Tonello, el joven que fue asesinado en ese lugar. La segunda “bicicleta fantasma”, fue colocada en Elcano y Superí, en honor a Julián, un adolescente de 17 años que murió tras ser atropellado por un automóvil. La de Silvina es la tercera bicicleta fantasma en la ciudad de Buenos Aires.