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Seguridad en el Transporte

Inseguridad en colectivos

Jose Piterman

Subo a uno de los ómnibus que transitan por la ciudad y me encuentro como suelto a la deriva de cualquier frenada brusca, eso cuando me toca ir parado. Pero cuando voy sentado también siento una sensación de inseguridad, frente a cualquier maniobra, independientemente de como maneje el ocasional chofer.

Pues bien, mucho se recomienda a los conductores usar el "cinturón de seguridad", como también a sus acompañantes. No existe una protección similar para los choferes y pasajeros de transporte público ?... pregunto, ya que al respecto de eso no se habla en absoluto, pues bien es una reflexión, que tal vez sea de difícil aplicación, pero vale la pena ponerlo en el tapete...por todo lo que ello significa...para la gente que quedó de a pie....(y lo digo porque en los aviones,...transporte público a otro nivel...lo exigen...aunque cuando sucede una desgracia...no sirva de mucho

Uso del cinturón de seguridad

El uso del cinturón de seguridad puede ser la diferencia entre sobrevivir y morir en un choque automovilístico; ya que la física demuestra que cuando ocurre una colisión, una persona sin cinturón de seguridad, recibe una gran fuerza concentrada causando daños muy severos, y una persona con cinturón de seguridad recibe una pequeña fuerza distribuida, prácticamente inofensiva.

Cuando una persona no está sujeta al asiento de un automóvil cuando éste choca, ocurre que la persona sale expulsada y su cabeza golpea con el parabrisas.

Este golpe reduce la velocidad de la cabeza de la persona a cero en un tiempo pequeño; esto requiere de una gran fuerza desaceleradora, y un área de contacto muy pequeña (el área del golpe). Esta gran fuerza concentrada en una pequeña área produce un daño de brutales consecuencias.

Por otra parte, el uso del cinturón de seguridad mantiene a la persona sujeta al asiento, lo cual ocasiona que la velocidad de la persona cambie desde un valor inicial (la misma que llevaba el vehículo en el momento de la colisión) hasta cero, en un tiempo muy grande comparado a aquel del impacto en el parabrisas; entonces, la fuerza desaceleradora entre el cinturón y el cuerpo debe ser mucho más pequeña que aquella entre la cabeza y el parabrisas. Además el área de contacto (área del cinturón) es mucho más grande que el área del cabezazo. Así, ésta es una pequeña fuerza distribuida en un área grande, la cual no produce serios daños.

En conclusión, una cabeza golpeando un parabrisas significa una gran fuerza concentrada, lo cual produce daños severos. El uso del cinturón de seguridad significa una pequeña fuerza distribuida lo cual reduce la severidad del daño.

Dos casos famosos

1) El cantante Rodrigo, por no llevar puesto el cinturón de seguridad, fue despedido de su auto y dio con su cabeza contra el pavimento, lo que le causó instantáneamente la muerte.

2) El accidente automovilístico que casi le cuesta la vida al ex presidente Raúl Alfonsín se convirtió en un mensaje muy claro de lo que puede sucederle a quien no usa el cinturón de seguridad. La suerte de Alfonsín habría sido otra si hubiera llevado ajustado el cinturón.
El 17 de junio de 1999, cuando volcó la camioneta 4 x 4 en la que se dirigía Alfonsín a un acto político en Río Negro, salió despedido y sufrió traumatismo de tórax, contusión pulmonar bilateral e insuficiencia respiratoria.

El cinturón de seguridad en números

Argentina cuenta con el triste privilegio de encontrarse entre los primeros países del mundo en cuanto a mortandad, en accidentes automovilísticos, causada por el no uso del cinturón de seguridad.
Sólo un quinto de los conductores y de sus acompañantes que ocupan asientos delanteros utiliza el cinturón de seguridad, porcentaje que desciende hasta menos del 4 por ciento entre quienes viajan en los asientos traseros.
Los argumentos para justificar esa amplia renuencia son un patético rosario de confesiones de inmadurez por parte de los usuarios de automotores: junto al temor de quedar atrapados en un accidente (cuando lo que garantiza la vida en esos casos, justamente, suele ser la permanencia en el asiento), se escuchan razones tan absurdas como lo pesado de los abrigos invernales, el deseo de comodidad o el de que no se arrugue la ropa

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