17 de Marzo de 2016

Diarios en el Mercado de Belgrano

En cada rincón del barrio hay una vieja historia para contar. En Juramento y Ciudad
de la Paz, la voz ronca de “Nené” vendiendo diarios, sigue sonando en el recuerdo.

Por Natalia Baldrich

Al principio el mercado de Belgrano, era solo una feria. Los padres de “Nené” tenían una parada donde vendían diarios, es decir solo apoyaban los diarios en unos cajones y los vendían. La llevaban de bebé a la parada de diarios y dormía en un cajón de manzanas. Por esa esquina pasaba el tranvía y más o menos a los 10 años de edad, Nené subía al tranvía a vender los diarios. Su familia vivía en el barrio de Saavedra y luego su mamá compró un terreno en Don Torcuato y se mudaron ahí.

No sabemos con exactitud cuándo adquirieron el puesto. Para el año 1970 la feria ya estaba funcionando como mercado y el puesto de diarios estaba ubicado frente a la entrada, sobre Juramento, esquina Ciudad de la Paz. Nené se levantaba a las 2 o 3 de la mañana para recibir el reparto y encartar los diarios. En la esquina donde hoy funciona el Banco Ciudad había como un desnivel en el piso y ahí estaba el puesto de Nené y otro kiosco de chapa de un ciego llamado José. Cuando construyeron el Banco, el kiosco pasó a la vereda.

En la esquina de enfrente donde estuvo la confitería Loisir, había una vivienda y al lado, sobre Juramento estaba el Bar de Emilio. En la otra esquina estaba la posta en donde todavía conservaban los palenques para dejar los caballos. En la planta alta había un hotel. En la otra esquina había en un momento una caramelería y repostería que después pasó a ser Casa Polti, un lugar de especias y condimentos.

Mi abuela contaba que antes no había bares. Siempre me decía: “vendían leche en vez de whisky”, por que había muchas lecherías como la de la Martona. También estaban en ese momento el Cine Mignon y la Galería Juramento.

Nené siempre vivió para el puesto, le quedó la voz ronca de vocear en la esquina (agravado luego también por el cigarrillo). Hacía los repartos, la cobranza y no se achicaba de salir con los paquetes al hombro.

El mercado siempre tuvo la mejor mercadería, mi mamá recuerda que venían de las embajadas a comprar. Nené era una feriante mas, todos se conocían desde chicos y después de una larga jornada de trabajo se juntaban en los bares a comer y tomar.

Se vendía mucho la revista “El Gráfico”(eran muy futboleros todos, aparte de burreros y timberos). Nené hacía la recorrida por la feria todos los días repartiendo diarios y revistas, era muy fanática de Independiente y al día siguiente a algún clásico que ganaba el rojo, como nadie se quería acercar al puesto, ella estaba obligada a hacer la recorrida esquivando tomates que los puesteros tenían preparados para la venganza.

Yo tengo 39 años y mi hermano 42 y desde muy chicos (7/8 años) ya la ayudábamos a mi abuela en el puesto. Desde repartir por los edificios, hasta cobrar y “hacer bancos” ya cuando éramos mas grandes. El puesto se vendió en 1998 por necesidades familiares y aún esta la parada pero con otro puesto y otro dueño.