Por Alberto Moroy
Casas suntuosas, esparcidas sobre la zona de las barrancas, con plazas adornadas con fuentes y estatuas importadas le conferían a la zona un aire señorial. “Belgrano es un país” rezaba el slogan de unas décadas atrás. No fue un país, pero si la capital provisoria de la república entre junio y octubre de 1880, por desavenencias entre Julio Argentino Roca y Carlos Tejedor gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Hoy el barrio mantiene algunas casas plazas y museos de época.
Palacio de los Leones
En la esquina de la Av. Luis María Campos y José Hernández, en los comienzos del siglo pasado, se construyó el llamado «Palacio de los Leones», una excentricidad de un italiano muy rico. Era una
construcción con reminiscencias medievales, rodeada de jardines y un pórtico con dos leones. La vista era inmejorable, el Rio de la Plata llegaba a pocos metros. Lamentablemente, no existe más. Se dice que fue mandado a construir por el conde Patrizio Ernesto di Castiglioni, oriundo de Savigliano (Piamente), Italia en 1907. Cuando el italiano desapareció, la mansión fue subastada y la adquirió el Dr. Teófilo Lacroze, hijo de Federico (creador de la primera línea de tranvías de la ciudad de Buenos Aires). Se desconocen las razones, pero los Lacroze la abandonaron enseguida, y la tapiaron.
En 1932 Caras y Caretas sacó un artículo titulado: “Castillo de los Fantasmas en la Barranca de
Belgrano”, y agregaba: hace muchos años que permanece cerrado. Su dueño el doctor Lacroze no quiere alquilarlo ni venderlo. La casa, permanece vacía. Nadie vive en ella, ni siquiera su propia cuidadora. Los vecinos cuentan que hace varios años, un hombre joven fue contratado como sereno, de la finca. Al día siguiente, amaneció con el cabello blanco. Dos semanas después lo encontraron muerto de un síncope cardíaco. Enseguida comenzaron a tejerse leyendas urbanas y quienes merodeaban la zona aseguraban escuchar por las noches crujidos, ruidos, lamentaciones y chistidos, por lo que nadie quería custodiarlo. Hoy se levantan allí distintas edificaciones, entre ellas, el Sanatorio de la Sagrada
Familia.
Bajo Belgrano
Limita al este con el Río de la Plata, al oeste con Libertador, al norte con Monroe y al sur con Virrey del Pino. En Dragones entre Monroe y Blanco Encalada, trabajé durante 20 años en una empresa familiar. Sabía que en los fondos pasaba entubado el arroyo Vega, camino al Rio de la Plata. La inauguración del Hipódromo Nacional pegado al bajo Belgrano fue el 14 de agosto de 1887. Se corrieron siete carreras. La primera la ganó el caballo Vanguardia, montado por el jockey José San Pedro. Cobro una comisión de 1900 pesos. Los triunfos se sucedieron hasta que en 1889 dejó de correr, pero siguió viviendo en el Bajo Belgrano, en la calle Mendoza entre Blandengues (Av. del Libertador) y Migueletes. El bajo de Belgrano de hoy no es el de antes, cuadras de tierra firme se han comido al rio.