En estos días de verano, padecemos en la ciudad de Buenos Aires, días con altas temperaturas, motivo por el cual hay que tomar ciertos recaudos, especialmente los niños y los mayores de 65 años.

Para tratar de evitar los efectos del calor, es importante hidratarse permanentemente, bebiendo agua sin tener sed (evitar las bebidas alcohólicas o muy azucaradas). La exposición directa al sol, debe realizarse antes de las 10 de la mañana y después de las 17 horas. No hay que comer en cantidad, y en lo posible consumir frutas y verduras. Se debe usar ropa ligera y de colores claros, y se aconseja utilizar sombrero y anteojos oscuros. La actividad física se debe reducir, especialmente en los horarios de más calor. Lo ideal es permanecer en espacios ventilados o acondicionados.

Si se presenta un dolor de cabeza, vértigos, náuseas, confusión, convulsiones y pérdida de conciencia, piel enrojecida, caliente y seca, respiración y pulso débil, y elevada temperatura corporal (entre 41 y 42 grados centígrados), se debe trasladar al afectado a un lugar fresco y hacerlo que mantenga la cabeza un poco alta. Refrescarlo mojándole la ropa, ponerle hielo en la cabeza, darle de tomar agua fresca o un poco salada, y solicitar ayuda médica. En caso de urgencia se puede llamar al SAME al 107, y si es una emergencia en la vía pública a la línea gratuita 103.

Los alimentos y las altas temperaturas

En verano, cuando se realizan las compras, es muy importante mantener la cadena de frio de los alimentos. Si la compra se realiza en un supermercado, hay que adquirir en primer lugar los alimentos que no necesiten frío y que puedan mantenerse a temperatura ambiente.

A continuación, se compran los alimentos refrigerados (4 a 7º C) es decir, los que necesitan frío (lácteos, pescado, carne), estos deben estar fríos al tacto y conviene incorporarlos al changuito juntos, así mantienen el frío durante más tiempo.

En el traslado, es conveniente en estas épocas donde la temperatura ambiente supera los 25º C, transportar los alimentos que necesitan refrigeración o congelados en una heladera portátil. Desde el momento de la adquisición debe transcurrir menos de media hora (en invierno puede extenderse hasta una hora y media) hasta nuestro regreso a casa. No debemos utilizar nunca nuestro vehículo o lugar de trabajo como almacén de alimentos frescos o refrigerados si no disponemos de una heladera donde guardar transitoriamente la compra. Ni bien se llega al hogar, es importante darle prioridad para guardar a los productos refrigerados y congelados.