Me gustaría referirme al articulo titulado «Estacionamiento: una situación caótica» escrito por el Arq. Enrique Viola.

Lo primero que pienso es que es un artículo escrito desde el asiento de un auto, considerando el espacio público como pertenencia exclusiva de los dueños de vehículos sin tener en cuenta y menospreciando a quienes eligen moverse utilizando otros medios y quienes pretendemos que el espacio público vuelva a ser un lugar de convivencia para vivir la ciudad y no diseñado y adaptado exclusivamente en función de una minoría que se desplaza en auto.

Habla de «estaciones de transferencia» como si fuera una solución fácil y obvia. No menciona sin embargo ejemplos concretos de los lugares donde se han implementado las citadas estaciones de transferencia (simplemente menciona la expresión genérica «muchos países del mundo»), ni el enorme espacio que estas requerirían para hacer frente a la inmensa cantidad de vehículos que ingresan diariamente, ni en cuanto incrementaría el número de vehículos, ya que al contar con esta facilidad se termina estimulando y fomentando la compra de más vehículos (lo que se denomina «demanda inducida»: construir mas infraestructura para automóviles solo provoca que haya más automóviles). Ni en como estas estaciones aportarían al problema de los vecinos residentes que hoy estacionan en el barrio…

Menciona el proyecto de estacionamiento tarifado a partir de un error de concepto, ya que el hecho de que esté tarifado, no prohíbe el libre estacionamiento, solo implica un gasto que traslada al usuario del vehículo el costo de disponer de ese lugar, que seria pagado de otra manera por el resto de los ciudadanos, tengan estos auto o no. Y que termina favoreciendo al vecino residente que no paga en un radio cercano a su domicilio mientras que desincentiva a quien viene de otros barrios a que deje su auto ocupando un espacio durante todo el día. Repito: desincentiva, no prohíbe.

En su defensa de la supuesta pérdida de privilegios del auto (cosa que aun esta lejos de suceder), lanza sus críticas menospreciando y minimizando dos proyectos que logran mejorar la forma de movilizarse alternativa al auto, más efectivas en términos de ocupación del espacio y siniestralidad como también de sustentabilidad e impacto.

El Metrobus mejora por mucho los tiempos y seguridad del viaje en colectivo. Y que la «excesiva sobrecarga» que menciona como consecuencia no es otra cosa que la penalización hacia el auto por lo ineficiente que es en términos de ocupación del espacio. Para dar un ejemplo, cuando en horas pico una cuadra de Cabildo esta llena de autos atascados (aproximadamente 20/25 autos), todos los ocupantes de esos autos caben en UN SOLO COLECTIVO que ocupa una pequeña fracción del espacio que ocupan ellos, considerando 1,3 ocupantes por auto. De allí que en horas pico los tiempos de viaje sean incluso mejores arriba de un colectivo que en auto para ciertos tramos, lo cual es absolutamente justo.

También menciona en su critica despectiva a las ciclovías, con inexactitudes y falsedades que son habituales en quienes las critican. Pone como ejemplo la ciclovía de la calle Iberá, pero omite por ejemplo las de Cuba y Superi que son muy transitadas. Si bien es cierto que Iberá se corta abruptamente en Cabildo, solo se interrumpe la cuadra de adoquines para continuar y conectarse con Superi, y está previsto (según el mapa de ciclovías de Ecobici) que se conecte con Cuba. Entonces toda su critica sobre las ciclovías la hace considerando una que aun no esta finalizada. Cuando vemos la cantidad de usuarios de bicicleta circulando en la ya consolidada Superi y la reciente Cuba (aun habiendo tramos que faltan construir y considerando que son las últimas de la red) se justifica con creces la decisión de otorgar a los ciclistas infraestructura para circular con comodidad y seguridad. La mención a los «4 o 5 ciclistas por día» que cita, no se condice de ninguna manera con la realidad y es el lugar común en el que caen los detractores de la bicicleta. Cabe también destacar que según los datos proporcionados por el GCBA, al inicio de la construcción de las ciclovías, solo el 0,4% de viajes se hacía en bicicleta y que actualmente ese porcentaje es del 3,5%, lo que muestra el resultado positivo de generar un ámbito propicio para este medio, que no solo no contamina y que es beneficioso para la salud y la economía, sino que su impacto en la calzada es inexistente (no requiere frecuentes repavimentaciones y bacheos), no produce daños significativos a personas y bienes en comparación con vehículos motorizados, no produce congestión, ni mal estacionamiento en la vía pública y pacifica el espacio público, entre muchos otros beneficios.

A continuación hace otras observaciones que me provocan preocupación al ser escritas por quien se supone es conductor de automóviles cuando señala que las ciclovías doble mano son peligrosas ¿acaso las veredas no son doble mano? ¿No mira a ambos lados cuando llega a la bocacalle para ceder el paso a los peatones?. Lo mismo acerca de la queja por las multas en las ochavas, mencionando que solo hace falta despejar 2 esquinas y no las 8, para ver los vehículos que se aproximen. Nuevamente: ¿No observa a ambos lados al llegar a la bocacalle? ¿Los peatones merecen estar obstaculizados en su visión al cruzar una bocacalle EN LA QUE TIENEN PRIORIDAD DE PASO? Entiendo, por la crítica que realiza que no es respetuoso con la prioridad de los peatones, por lo que lo invito a reflexionar para corregir la forma en la que conduce.

Para finalizar, hace varios años ya que, en línea con ciudades como Rosario, Santiago de Chile, Bogota, México, Nueva York, Londres, Paris, Berlin (y la lista es muy extensa) se está empezando a revertir la tendencia del siglo pasado de pensar y diseñar las ciudades en función de los autos para pensarse en función de la movilidad de las personas. Peatonalización, ciclovías, Metrobus, zonas calmas, son algunas de las incipientes medidas que se están empezando a llevar a cabo. Hacerse el sorprendido ahora de estas medidas que restringen el espacio público del exclusivo beneficio del auto particular es bastante ingenuo. Creer que la falta de lugares para estacionar se debe a que hay ciclovías en solamente el 5% de las calles y avenidas de la ciudad y no a que se llenó hasta colapsar de autos las calles, es bastante ingenuo. Y creer que todo se soluciona con más estacionamientos también es muy ingenuo. No existe solución a la movilidad que implique seguir metiendo autos. La solución es de largo plazo e implica cambios tanto en la infraestructura como en la mentalidad y la cultura auto-céntrica.

Los resultados no se ven de la noche a la mañana sino que lleva años y consistencia en el tiempo para mantener la fuerza y constancia en las iniciativas. Son apenas los primeros pasos de un camino correcto, que como todo lo inherente al ser humano genera resistencia en muchos, pero es inevitable

No es el mundo al revés. Son nuevos tiempos en el que las ciudades deben dejar de pensarse en función del auto particular. Tiempos nuevos al que muchos aun se resisten con ideas obsoletas y al que aun no pueden adaptarse.

Matias Avallone
Conductor del programa B Invasión Bicicleta, que se emite por eqradio.net