Una vecina, cansada de viajar mal en el Subte D, envió a la redacción de Mi Belgrano el siguiente reclamo.
Harta de viajar como ganado, hice el reclamo en el GCBA, a través de la cada día más complicada forma de acceder al sitio Web de reclamos. Esto que en su momento fue una excelente forma de llegar a las autoridades, hoy amerita un curso especial. Allí expongo que la estación Congreso de Tucumán es la única de la “Línea D” que no cuenta con ventilación forzada en la zona de andenes. ¡Es insoportable el calor que hace! No digo poner equipos de aire acondicionado costosos, aunque correspondería, sino simplemente ventiladores como hay en otras estaciones (incluso en líneas de subte más antiguas). Las formaciones con aire acondicionado en la “D” son escasas (y encima, las pocas que hay, casi nunca están en circulación), con lo cual el viaje en sí es insalubre (más teniendo en cuenta la extensión de la línea y la distancia entre estaciones); el solo hecho de bajar a los andenes es insufrible. Un día de éstos alguien se va a descomponer gravemente (ya hay pasajeros que se sienten mal en pleno viaje, debiendo ser socorridos por otros sufridos pasajeros), y ¿quién va a responder? ¿El GCBA?
Gastan nuestro dinero (de un ABL cada vez más caro) en colocar vitrinas con plasmas en la zona de andenes, a las cuales les aseguro, NADIE les presta atención, en especial porque se viaja tan mal y la estación es tan calurosa (aún en invierno), que cuanto menos tiempo el pasajero pase ahí, mejor. Además, sería bueno que implementen cartelería que indique qué tren será el próximo en salir (como en la vieja estación Pza. de Mayo, de la A con carteles añejos, pero muy útiles), o bien que los empleados se dignen a informar por qué andén vendrá el próximo tren a salir, ya que suelen pasar los subtes vacíos hacia los nuevos talleres de M. PEDRAZA y/o trenes de los que bajan pasajeros y a los cuales la gente sube se acomoda “casi salvajemente en procura de un asiento”, para tener que bajar luego de avisar, tarde, que “esta formación no saldrá”. Ésto genera que se amontonen centenares de personas en ambos andenes, en especial en horas pico, y el pasajero (al que le aumentan el pasaje sin contemplación) tiene que andar adivinando el andén al que debe dirigirse. Una vergüenza.
La ciudad en superficie muestra permanentes atractivos de modernización con fines más políticos que otra cosa, pero abajo, en lo que deberían ser verdaderos espacios con cierto grado de cuidado a la salud del vecino, en la mencionada Terminal “Congreso de Tucumán” se aprecia el destrato de las autoridades hacia quienes a diario deben de trasladarse hacia sus respectivas tareas. Además de todo lo expresado, debo agregar que dentro del hacinamiento, los cada día más, cultores de la industria del punguismo, florecen sin que nadie nos defienda.
Alejandra