El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está impulsando la reforma del actual Código de Planeamiento Urbano, con el objetivo de brindar un nuevo marco normativo a la gestión urbanística que responda a las necesidades actuales de la ciudad.

El código vigente cuya última actualización se hizo en 1977, se trata de una norma hecha a imagen y semejanza de una época en la que los criterios de sustentabilidad, equidad e integración no tenían lugar alguno, y en el que la transparencia no era un valor al que alentasen las políticas públicas. La visión ciudad de los setenta que sostiene el actual código prioriza las autopistas y el uso del auto en detrimento del transporte público. La zonificación es ley, planteando áreas para vivir, otras para trabajar y otras para estudiar, sin mezclas ni diversidad. El espacio privado prima por sobre el espacio público, casi como áreas disociadas. El lenguaje imbrincado y sus crípticas fórmulas de cálculo (FOT, FOS y Tangente) hacen necesaria la interpretación mediada por profesionales, excluyendo a los vecinos y otros actores interesados.

El anteproyecto del nuevo Código Urbanístico busca devolver la homogeneidad al tejido urbano de la ciudad, generar las condiciones para una mejor convivencia entre las distintas actividades y proponer una densidad poblacional adecuada.

Los principales cambios son:

– Establecer alturas máximas de construcción, para respetar la identidad de cada barrio. Esto dará mayor previsibilidad, y el vecino podrá conocer cuáles son las alturas permitidas para la construcción en su manzana.

– Ordenar la estética de las cuadras, para propiciar un espacio público más amigable. Por ejemplo, ya no se permitirán construcciones retiradas de la línea municipal, que generan distancia entre el peatón y las edificaciones.

– Promover una ciudad policéntrica, lo que atraerá comercios y servicios a los barrios. De esta manera se evitará que determinadas áreas concentren únicamente actividades específicas, permitiendo que el vecino pueda satisfacer sus necesidades o intereses sin salir de su barrio.

– Plantear un desarrollo urbano a partir de la identificación y creación de unidades sustentables, que se desarrollarán entre avenidas o calles transitadas. Se redirigirá la circulación vehicular hacia las avenidas, se priorizará la movilidad peatonal y la creación de nuevos espacios verdes.

La ciudad que queremos los vecinos frente a la que quieren los Negocios Inmobiliarios

Por Carlos Wilkinson
Movimiento Comunero

El Gobierno de la Ciudad está impulsando la aprobación de un Nuevo Código Urbano y de Edificación que buscan aumentar sustancialmente la cantidad de metros cuadrados construibles, beneficiando al gran negocio inmobiliario y las arcas del Estado, a costa de la calidad de vida de quienes vivimos y trabajamos en Buenos Aires.

Para enfrentar este despropósito un conjunto de organizaciones vimos la necesidad de consultar a la ciudadanía, directamente, para que exprese las necesidades y deseos que tiene para con su barrio y su ciudad. Para eso realizamos el año pasado una cantidad de Talleres Barriales en diversos barrios porteños, recogimos esas inquietudes y, sobre esa base, confeccionamos la primera versión de una PROPUESTA URBANO AMBIENTAL VECINAL. Empezamos a armar una propuesta alternativa que exprese la ciudad que queremos los vecinos frente a la que quieren los Negocios Inmobiliarios.

Propuesta urbano ambiental vecinal

– Duplicar los espacios verdes públicos recreativos e interactivos de la ciudad: Superar los 10 metros cuadrados por habitante de espacios verdes públicos recreativos de la ciudad, con metas de incremento anual que contemplen el aumento por Comuna y Barrio sobre la base de la densidad poblacional actual y potencial.

– Mejorar sustancialmente el estado de las veredas y la red peatonal: Dotar a la ciudad de una red peatonal integrada, inclusiva, nivelada, forestada, sin obstáculos aéreos ni terrestres e iluminadas ecológicamente.

– Adecuar los servicios de infraestructura a las necesidades poblacionales y edilicias: Contar con un diagnóstico completo del estado de la red de infraestructura básica, agua potable, luz, gas, alumbrado público, desagües cloacales y pluviales y red de bocas de incendios de la ciudad. Planificar la reestructuración, actualización y mantenimiento de las redes de infraestructura para asegurar una cobertura completa de las necesidades en relación con la densidad poblacional y la habilitación de nuevas construcciones hasta alcanzar la capacidad constructiva potencial.

– Asegurar un entorno urbano ambientalmente saludable: Establecer una red de monitoreo con información pública de los principales aspectos de regulación para un entorno saludable, aire, suelo, agua, etc. y generar metas anuales de reducción de la polución y las contaminaciones auditivas y visuales.

– Preservar el paisaje y el patrimonio urbano ambiental barrial: Mantener los atributos barriales identitarios de las calles, en especial, la morfología edilicia, la forestación completa, con veredas accesibles y empedrado.

– Implementar un sistema efectivo de regulación y control de nuevas construcciones y ampliaciones físicamente seguras y accesibles: Regular la altura máxima de los edificios por cuadra, en función del ancho de calle y del pulmón de manzana, asegurando el asoleamiento de más del 50 por ciento de los dormitorios y salas de estar de cada unidad de vivienda.

– Mejorar la complementariedad y transversalidad del sistema de transporte público interno de la ciudad y articular el transporte privado en automóvil hasta la CABA con el público interno: Generar espacios de estacionamiento donde se pueda trasbordar de un transporte automotriz privado a uno público para moverse “internamente” por la ciudad.

– Implementar un sistema efectivo de construcción y mantenimiento del equipamiento educativo, sanitario, recreativo, deportivo y cultural: Establecer un índice de necesidad de escuelas públicas actualizado de todos los niveles y tipo discriminado por Comunas y barrios.

– Aumentar el acceso a la propiedad de la vivienda y regular los alquileres: Establecer mecanismos de acceso a la vivienda a partir de crear un banco de tierras y viviendas.

– Reciclar los residuos urbanos: Regularizar las metas y el cumplimiento de la Ley de Basura Cero.

– Incorporar la participación ciudadana directa en los temas urbano ambientales: Establecer mecanismos institucionales de debate y decisión con los vecinos y con la participación de los Consejos Consultivos Comunales y las Juntas Comunales correspondientes, sobre el futuro urbano ambiental de sus barrios, sobre los proyectos de obras de impacto barrial y/o comunal y sobre las características del espacio público.Buenos