En mis caminatas por el barrio, hay cosas que nunca cambian, y los contenedores desbordados son un paisaje habitual. Esta vez me tocó cruzarme con uno en Cabildo y Monroe, rodeado de bolsas, otro por la calle Conesa que tenía a su lado una reposera rota y la caja de un teclado y uno de reciclables sobre la Av. Crámer, con su frente roto.
Cuando llegué a Ciudad de La Paz y Juramento, me costó cruzar porque no andaba el semáforo, pero se me complicó más en Cabildo y Juramento que no había luz, pero por suerte un agente de tránsito estaba allí para facilitar el cruce, algo que sin su presencia hubiese sido imposible.
En Juramento y O Higgins, la vereda estaba rota, por un arreglo de Edenor. Esperemos que cuando vuelva a pasar, la misma ya esté reparada. En Mendoza me detuve en el cartel del tren, que estaba intervenido artísticamente por algún vándalo ocasional.
Estos pintores de lo ajeno, no solo “embellecen” el mobiliario urbano, sino que también trabajan sobre el frente de algunos domicilios.
Finalicé mi caminata en Av. Congreso y Conesa, donde encontré a esa esquina enjaulada, porque estaban haciendo una rampa. Días más tarde pasé nuevamente por allí, y pude ver la rampa terminada y pensé: ¿Cuántas faltarán? ¿Podrá cumplir el Gobierno con su promesa de que para fines de 2018 el 100% de las esquinas de la ciudad tendrán sus rampas?
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