Mi recorrido en auto comenzó por la mañana temprano en Av. Congreso, transitando esas cinco cuadras que la separan de Av. Crámer hasta Av. Cabildo. Una travesía que no recomiendo, entre autos y colectivos amontonados y muchos peatones que cruzan con el semáforo verde, a mitad de cuadra o en cualquier lado. Una vez que logré cruzar Cabildo, en el tramo que va de Vuelta de Obligado hasta llegar al paso bajo nivel, avancé a paso de tortuga. Para alentar mi paciencia, me acordé de cuando estaba la barrera y me quedaba parado un largo rato esperando sobre esa arteria. Si bien sigue siendo caótico el tránsito allí, podemos decir que un poco ha mejorado.
Al llegar a Montañeses doblé a la derecha esquivando varios autos mal parados frente a una escuela, seguí y doblé luego en Roosevelt, donde estaba lleno de vehículos estacionados en doble fila en la puerta de otra escuela. Como tenía que volver para Cabildo, pensé en retomar por Monroe, pero por temor a quedar atrapado en la barrera, decidí doblar en Av. Del Libertador hacia la izquierda con la idea de volver por el paso bajo a nivel de Iberá, claro que ahí no pude doblar a la izquierda, sino que tuve que ir hasta Campos Salles, retomar por Montañeses hasta llegar a Iberá. Al llegar al paso bajo nivel, quedé atrapado dentro del mismo, quise escapar por O´Higgins pero en lugar de ser mano hacia afuera, es mano hacia dentro del embudo.
Cuando llegué a la conflictiva esquina de Vuelta de Obligado, le hice caso al cartel que decía pare, no ocupe la bocacalle, aunque allí había un auto no muy bien estacionado.
Cansado de manejar en el infierno, llegó el turno de estacionar pero mejor ni les cuento lo que tardé en conseguir un lugar.
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