Eduardo Tonello, el padre de Pablo, falleció a los 61 años, el pasado 23 de Abril.

Desde aquel fatídico 30 de julio de 2014, cuando un ladrón asesinó a su hijo en la esquina de Avenida Del Libertador y Federico Lacroze, Eduardo no solo luchó por conseguir justicia en este caso, sino que también buscó la manera de canalizar su dolor, tratando de ayudar a los demás. Todos los miércoles se lo veía junto a la Bici Blanca instalada en el lugar del crimen, tratando de concientizar a la gente, regalándole un calco a cada ciclista que se detenía a escucharlo. También trabajó con un proyecto para registrar las bicis y así disminuir el robo.

En noviembre de 2016 Facundo Salas, el asesino, fue condenado a  20 años de prisión. A pesar de ello, el dolor de Eduardo era perpetuo, porque sabía que ninguna condena le permitiría recuperar la vida de su hijo.

En varias oportunidades desde la redacción de Mi Belgrano nos comunicamos con Eduardo, y siempre nos contestó con mucha amabilidad. En Julio del año pasado, así recordaba a su hijo: “Pablo es el segundo hijo de dos varones y una niña. Era muy obediente, respetuoso, comprometido con lo social, ayudaba al prójimo. La noche previa a su partida, había estado ayudando en su Iglesia. Era tenaz en alcanzar sus objetivos, pacífico y soñaba con crear videojuegos sin violencia. Pertenece a una joven generación de cambio y de fe, que promete mucho. Lo ocurrido se podría haber evitado con muy poco. La zona estaba liberada, por ser el límite de 3 comisarías. Los malvivientes se movían por las vías del FFCC, donde la policía no tiene jurisdicción. Recién se había construido una ciclovía que obligaba a transitar a los ciclistas por un lugar sumamente inseguro. Antes de lo de Pablo, habían ocurrido 14 incidentes igual de violentos que no habían terminado en tragedia por milagro. La mitad se denunciaron pero no fueron tomados en cuenta. Los ciclistas experimentados conocían la zona y pasaban por la mano de enfrente, no por la ciclovía. Nadie, ni nada, le advirtió a Pablo que esa era una zona de riesgo, aun de día”. Para cerrar, Eduardo dejó un mensaje: “Debemos unirnos y participar. Denunciar todo lo que nos pasa o pudo pasar en algún lugar y hacer que las autoridades cumplan y hagan cumplir la ley. Podemos salir de este estado de inseguridad entre todos o seguiremos así por muchos años y cada vez con más violencia”.

En septiembre del 2017, debido al inicio de las obras del Viaducto Mitre, se hizo el traslado de la Bici Blanca, la placa y la señalética, que estaban en Avenida del Libertador y Federico Lacroze, en homenaje a Pablo Tonello a la plazoleta de Olleros y Av. del Libertador. Eduardo Tonello, en declaraciones al diario Mi Belgrano dijo al respecto: “Con el traslado cerramos un ciclo de visibilidad para buscar justicia, para iniciar uno nuevo que incluye concientizar sobre la compra responsable de bicis ya que Comprar Robado Mata. También queremos prevenir incidentes, formando una comunidad de ciclistas BiciAlerta y haciendo encuestas de inseguridad con los ciclistas que pasan por el lugar. Somos miembros fundadores de Usina de Justicia, y desde allí luchamos por una justicia justa y completa, que no concluye con la condena del imputado. Deseamos que lo que nos pasó, no vuelva a repetirse con otro. Por la memoria de nuestro hijo, mientras Dios nos de vida, seguiremos intentando cambiar la tendencia autodestructiva de nuestra sociedad”.

Lamentablemente se apagó muy pronto la vida de Eduardo, su corazón no pudo soportar tanto dolor, pero su lucha debe ser el faro que ilumine el camino para que nunca más tengamos que lamentar una víctima. Pablo y Eduardo Tonello permanecerán por siempre en nuestra memoria.

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