En la edición de Septiembre publicamos el siguiente reclamo: “Estamos esperando que Edenor vuelva la vereda a su estado original en Migueletes y Virrey del Pino. Hacía apenas unos meses el GCBA la había renovado”. El 22/09 por la tarde, repararon la vereda. ¡Parece que algunos funcionarios leen Mi Belgrano!

En la siguiente foto se puede ver la vereda reparada.

Otros vecinos dan su opinión sobre el estado de las veredas

Martha C. Raggi

¿Por qué no podemos tener veredas «pisables»? En cualquier otra ciudad se las ven limpias y enteras. Hace unos días recibí un correo del Gobierno de la Ciudad donde avisaban que estaban arreglando las veredas en Cabildo desde Monroe hasta el 2800. Quiere decir que la vereda que corresponde al Banco Nación, Cabildo esquina Congreso, seguirá esperando y es una vergüenza que esté así desde que se terminó el Metrobús. Me pregunto si el Banco no tendrá una caja chica que le permita arreglarla sin esperar al Gobierno de la Ciudad. Por otro lado, recuerdo que desde siempre las veredas fueron responsabilidad de los frentistas.

Miguel Becerra

He leído con mucho interés la nota sobre el mal estado de las veredas, publicada en la Edición de septiembre del diario Mi Belgrano. En primer lugar no estoy convencido acerca de utilizar hormigón armado en las veredas (material que por otra parte no es sometido a las pruebas reglamentarias de calidad). Todos los morteros a base de arena, cementos, piedra partida y malla de hierro acerada, son más costosos que los morteros a la cal, cascote partido (escombros reciclados) recubiertos con baldosas obtenidas a partir de material reciclado. Las veredas también actúan como una especie de juntas de dilatación y amortiguador de vibraciones entre las edificaciones (Línea Municipal) y el pavimento de hormigón; función que no cumple una vereda de hormigón armado alisado/peinado. Al hacer las veredas de hormigón las empresas ahorran (aumentan las ganancias) en horas hombre (mano de obra), tiempos y movimientos. Las veredas se hunden/rompen porque luego de las constantes reparaciones no se le da a la tierra el tiempo suficiente, para que la misma recupere el estado natural de resistencia del suelo por centímetro cuadrado. Al hundirse el suelo se produce un hueco debajo de la carpeta y baldosas. Hace menos de un año se entregaron las veredas y pavimento reconstruidos a nuevo sobre la Avenida Cabildo y las dársenas del Metrobus; más del 40% de las baldosas están despegadas. Se despegan porque los albañiles no pintan las baldosas con cemento líquido minutos previos a ser pegadas a la carpeta a la cal.

El segundo tema que deseo compartir con los vecinos, es una nota sobre el estado de las veredas que envié a la Defensoría de Pueblo.

Me dirijo a usted, solicitando quiera tener a bien contemplar, se analice el siguiente planteamiento. La ordenanza veredas N° 33721 obliga y responsabiliza a los propietarios frentistas, en todas aquellas cuestiones relacionadas con la construcción, conservación y limpieza de las veredas. En los artículos 1 y 6; la ordenanza mencionada, exime al frentista ante ciertas reparaciones. Por otro lado el Reglamento de Edificación Urbano, en el apartado 1.2.1.2 relativo al terreno, establece mediante la denominada línea oficial y línea oficial de edificación, el límite entre el frente de una parcela con la vía o lugar público (ejemplo: sendero, vereda, calle, avenida, plaza, parque, espacios aéreos). Del Reglamento de Edificación, surge inequívocamente que las veredas y espacios públicos no corresponden al ámbito de la propiedad privada (frentistas). Toda empresa de servicios públicos interpretan como valida a esta normativa, por ello instalan los medidores de consumos sobre la línea oficial. También se amparan en esta normativa (1.2.1.2), todas las empresas que sin previo aviso ni miramientos, rompen y reparan mal las veredas. En un par de años, las malas reparaciones ocasionan roturas y hundimientos en las veredas.

El hecho lamentable, de frentistas oportunistas; los cuales sin ninguna necesidad ocupan, expropian, se adueñan de buena parte de las veredas como de espacios públicos, no es motivo suficiente, para contradecir el espíritu de la norma; “la línea oficial establece el límite entre lo privado y lo público (perteneciente al patrimonio del Gobierno de la Ciudad). Las veredas y su espacio son propiedad del Gobierno de la Ciudad, por ello ninguna escritura de dominio incorpora las veredas como bien privado. Y, sobre los espacios públicos, los ciudadanos solo tenemos el derecho de transitarlos libremente.

En base a la exposición preliminar, deseo exponer los siguientes interrogantes:

¿Por qué los frentistas deben hacerse cargo de los gastos para construir y reparar las veredas? ¿Por qué frentistas y ciudadanos de a pie deben recargarse de responsabilidad, controles y obligaciones; sobre los bienes y patrimonio del Gobierno de la Ciudad (ejemplo: veredas)?

¿Por qué es responsabilidad de los frentistas limpiar, las veredas o barrerlas diariamente con ríos de agua potable?
¿Por qué algunos comercios, ochavas y veredas, disponen de un servicio diferenciado de hidrolavado, a cargo de empresas contratadas por el Gobierno de la Ciudad?

El Gobierno de la Ciudad ahorraría dineros públicos, diseñando un sistema de calles y veredas que permita acceder a las cañerías y cableados subterráneos sin necesidad de romper las veredas.

A continuación, suscribo la tibia respuesta que me envió la Defensoría del Pueblo:

Estimado vecino, conforme la reunión mantenida en la cual fue asesorado respecto a sus inquietudes, le transmito por esta vía idéntica información:

– Los frentistas tienen responsabilidad primaria del mantenimiento, conservación y conformación de veredas en virtud de lo regulado por la Ordenanza 33721/77 (esto abarca deterioros por el transcurso del tiempo o desgaste por el uso normal y excluye las atribuibles al GCBA y empresas de servicios públicos).

– El motivo del criterio adoptado responde a materia legislable, que no fue cuestionada judicialmente y que se encuentra reproducido en otras jurisdicciones. Responde a lo que se considera al poder de policía local, lo cual implica la facultad de reglamentación de derechos individuales en favor del interés general (no debe confundirse el concepto con la institución “policial”). Las veredas y calles son bienes de dominio público (según Código Civil y Comercial) pero recae en los frentistas el mantenimiento como carga pública (esto no quiere decir que sean propietarios, ni que el GCBA no sea responsable también de su mantenimiento y conservación en todos los casos).

-Desconocemos la existencia de un servicio diferenciado de hidrolavado a cargo del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.