El 23 de noviembre el barrio de Belgrano cumple 163 años. Repasando la historia podemos descubrir que en noviembre de 1855 los vecinos de San José de Flores solicitaron al gobierno de la provincia de Buenos Aires que se fundara un pueblo en terrenos de aquel distrito conocidos con el nombre de La Calera, en virtud de la existencia de un establecimiento dedicado a la extracción de cal, ubicado en lo que hoy sería la avenida Luis María Campos, entre Juramento y Sucre. El viernes 23 de Noviembre de 1855 mediante una resolución dictada por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Don Valentín Alsina, quedó dispuesta la fundación de un pueblo.

El proyecto de traza del pueblo fue preparado por el Departamento Topográfico y realizado por su propio director, don Saturnino Salas, y fue aprobado por Decreto del 6 de diciembre de 1855, recibiendo el nombre de Belgrano, en un demorado homenaje al creador de la bandera.

La Comisión que tuvo a su cargo la distribución de solares estuvo integrada por los señores Borches, Romero y Tobal, agregándose más tarde el señor Diego White. Todos ellos hicieron mucho por el pueblo recién creado, pero justo será señalar que desde un principio contaron con el apoyo del ministro de gobierno de Buenos Aires, doctor Valentín Alsina, quien fue el verdadero autor de los decretos que dispusieron la fundación de Belgrano.Y a tanto llegó Alsina en sus esfuerzos que muchos de sus coetáneos dieron en llamar a Belgrano “el pueblo del doctor Alsina”.

Belgrano fue capital de la Nación

Por Prof. Silvia Vardé
Pte. Junta de Estudios Históricos de Belgrano

El 23 de noviembre del año 1855 se funda el pueblo de Belgrano. Un pueblo que desde sus inicios fue escribiendo su propia historia a través de los acontecimientos que se fueron desarrollando en él. Pero sin lugar a dudas el acontecimiento más importante ocurrido en Belgrano tuvo lugar el 4 de junio de 1880 al convertirse abruptamente en sede del Gobierno Nacional. El Dr. Nicolás Avellaneda era presidente de la Nación desde el 12 de octubre de 1874 y tuvo que gobernar en medio de dificultades constantes. En 1879, es decir un año antes de finalizar su mandato, el presidente dirigió un mensaje al Congreso donde manifestó su pensamiento sobre la necesidad de que la ciudad de Buenos Aires debía ser declarada capital de la República. El presidente confiaba en que ya la antigua Cuestión Capital quedaría resuelta antes de concluir su mandato. Más no sospechaba que la solución sería lograda tras la derrota de un movimiento revolucionario que iniciaría Buenos Aires por obra de su imprudente gobernador el Dr. Carlos Tejedor.

Al avanzar 1880 se hizo más que evidente la inminente la lucha armada. El gobierno bonaerense comenzó a realizar movilizaciones que culminaron con el adiestramiento de ciudadanos en el manejo de las armas. En el mes de junio Avellaneda se trasladó al vecino pueblo de Belgrano. Lo hizo acompañando por sus ministros y poco después llegaron la mayoría de los diputados y senadores nacionales. El presidente salió de la ciudad el 2 de junio y se dirigió a los cuarteles instalados en la Chacarita de los Colegiales donde se encontraban las tropas nacionales acompañado por su ministro de guerra y marina Carlos Pellegrini. Al día siguiente dirigió una proclama al país denunciando la rebelión de Tejedor y marchó hacia Belgrano por el Camino de los Colegiales (actual calle Federico Lacroze) llamado así porque en años anteriores era recorrido por los alumnos del Colegio Nacional cuando dejaban por unas horas su alojamiento en la Chacarita de los Colegiales, adonde se los llevaba en las vacaciones.

Al llegar a Belgrano el presidente se hospedó en el Hotel Watson, el de más categoría, ubicado frente a la plaza y al lado del templo parroquial, luego pasó a ser huésped de la familia Astigueta, cuya casa estaba ubicada en la intersección de las actuales calles Echeverría y Vuelta de Obligado. Cabe señalar que entre los visitantes que llegaron a Belgrano en esos tiempos se encontraron dos ex presidentes, Mitre y Sarmiento, como así también representantes diplomáticos de países americanos y europeos, altos jefes militares, prelados y dirigentes de empresas extranjeras. El 4 de junio, día de su llegada, Avellaneda se reunió con sus ministros en la Casa Municipal (hoy Museo Histórico Sarmiento) y allí declaró por decreto a Belgrano residencia de las autoridades nacionales y el Congreso aprobó la decisión presidencial.

La lucha armada finalizó a fines de junio con el triunfo de las fuerzas nacionales dando término a la llamada Revolución del 80. El Gobierno Nacional permaneció en Belgrano hasta principios de octubre. El 24 de agosto el presidente Avellaneda elevó un proyecto de ley por el que se declaraba Capital de la Nación a la ciudad de Buenos Aires. El 21 de septiembre de 1880 el Congreso aprobó la ley ratificada posteriormente en la legislatura porteña.

Concluida la difícil empresa de darle sede definitiva al gobierno federal, el Congreso en agradecimiento al pueblo que los había recibido como huéspedes, acordó destinar 4.000 fuertes para la adquisición de un reloj público (es el que actualmente está colocado en la torre del edificio del Museo Histórico Sarmiento), reparar varias calles y asear la plaza principal. También destinó otros 1.000 pesos fuertes, a repartirse en mitades, para el Consejo Escolar y la Biblioteca Popular, así como otros 2.000 para contribuir a la conclusión de la obra del templo parroquial. El año 1880 marca la iniciación de un periodo definitivo: la República va a contar por fin con su capital estable y definitiva y este hecho trascendental que forma parte de la historia argentina ocurrió en el Barrio de Belgrano.

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