Lo que sucedió el sábado 24 de noviembre es más o menos lo que ocurre habitualmente. Deportivamente dejo la opinión a los que saben, que no es mi caso, pero si como vecino e integrante de la comisión de la ASOCIACIÓN DE FOMENTO BARRIO PARQUE GRAL. BELGRANO y especialmente en lo que hace a seguridad.
Tradicionalmente a la policía le dan una parada y allí está unas horas antes y hasta que el evento concluye. En las esquinas asignan varios agentes que nunca son supervisados, cada uno toma decisiones de acuerdo a su criterio, deja pasar o no deja, autoriza contramano o habilita el paso con semáforo rojo. Muchas veces cuando sale el público ya no están. De acuerdo cual es el equipo visitante autorizan cantidades, para equipos chicos 500 para Boca 3000 y todos igualmente desorganizados sin indicaciones, plan o estrategias.
Hace unos meses en Hernández y Av. Del Libertador se apersonó un vehículo con el novio, casadero en la parroquia Santiago Apóstol que está a una cuadra del estadio, y no lo dejaron pasar con al auto, tuvo que pasar solo caminando, dejando a su abuela en el vehículo, mientras que el sábado del superclásico en la esquina de la iglesia un agente dejaba pasar a todos los que así quisieran. Cada uno con su criterio.
El presidente de River expresó que los gastos de seguridad corren por cuenta de la entidad, es decir, la policía y la vigilancia privada que vemos en el entorno son costeados por el club. Siendo así, se supone, que el Gerente de Seguridad del club debería controlar a sus contratados y por lo visto no sucede.
Otro inconveniente son los vallados que son emplazados días anteriores haciendo que la vecindad deba circular por la calle esquivando autos y peor si hay otro evento en días quedan instaladas y muchas de ellas cuando son retiradas quedan depositadas en el Barrio Parque en cualquier esquina o en el boulevard dando un aspecto antiestético y de abandono.
Es verdad desde que se ha hablado con los encargados de relaciones públicas/institucionales (desde hace 20 años) y expresan que de la puerta para afuera al club tercerizaron la responsabilidad, ¡Qué riesgo!
Aunque el ex-ministro Ocampo por los acontecimientos en All Boys comentó que harían responsable al club de los daños materiales producidos por su hinchada en la vía pública y privada, es una contradicción porque cuando River perdió la categoría la hinchada destruyó el barrio saqueando locales, prendiendo fuego y rompiendo cuanto vidrio tuvieron cerca y nadie habló de reparación.
La verdad es que no le interesamos al club. Cuando les pedimos cesto de basura o baños químicos dicen que está en estudio y contrariamente el Gobierno pone a disposición de los 10.000 maratonistas 150 y el club que aglutina 60.000 espectadores, cero.
La prevención no existe. Horas antes del comienzo del evento en las cercanías se aglomeran personas a beber alcohol y acompañan con sus cánticos futboleros. Con el tiempo algunos van cayendo ebrios y los que no, se van allegando a la plaza Quiroga (Udaondo y Av. Del Libertador) transformándola en un verdadero patio cervecero. Estos muchachos no son hinchas con entrada, son los del «aguante» que sólo vienen a festejar y si pierde el local empieza el problema o simplemente, como son quisquillosos y divertidos, empiezan con tirarle proyectiles a la policía que hizo la vista gorda y les permitió que bebieran hasta el hartazgo. Con una recorrida previa al partido por los alrededores veríamos a estos y a los famosos «trapitos» en acción. ¿Será que el Código Contravencional no existe más?
El sábado 24 eran muchos los “sin entrada” y pícaramente sabían que Boca entraba por Quinteros y cosa que no ocurre nunca se juntaron como 200 portando piedras (allí no hay, las trajeron) para devolverle las atenciones a los visitantes, ya que la vez anterior cuando nos visitaron pintarrajearon todo el barrio con consignas y hasta los autos estacionados en Av. Del Libertador. En esta oportunidad los guardianes del orden no se percataron (4 fuerzas) entonces la recepción al visitante fue muy dura y tuvieron que ser desalojados con gases lacrimógenos y corridas hasta Congreso donde se encargaron de romper y saquear autos. En Udaondo hubo otro acontecimiento similar y en F. Alcorta uno menos importante producido por el mal humor de los concurrentes ante la suspensión del partido.
Muchos sueñan con colarse e increíblemente sucede, mi hija el sábado tenía en tribuna Centenario, un vecino que lo había hecho mediante una buena propina al que maneja el molinete. En este orden un periodista del diario La Nación comentó que llegó a la cancha sin que nadie le pidiera la entrada ni el documento lo que es absolutamente verosímil porque yo estuve observando desde altura los 2 controles previos, la exhibición de entrada y documento y en el siguiente el «cacheo». Resulta que miles (por Udaondo entran unos 30.000) en el primer control se amontonan y se alteran por la falta de ejecutividad o la imperfección del sistema y terminan habilitándoles el paso. Al segundo control se les suman estos y termina ocurriendo lo mismo, y pasen señores.
Nadie desconoce que días previos encontraron a un socio en su domicilio con 250 auténticas entradas y algún mil vendidas ya que también había once millones de pesos. Ahora pensamos, para los interiores del club, que se distrajeron y le desaparecieron entradas o fueron confeccionadas sin el debido conocimiento de las autoridades. Es muy grande el desorden.
Desde 1945 la ASOC. DE FOMENTO BARRIO PARQUE GENERAL BELGRANO (desde la época en que los hinchas acudían con traje de chaleco) ha tomado y recopilado experiencia con muchos de sus integrantes de varias décadas de trabajo. Nos ponemos a disposición de que quien crea que nuestra participación fuese útil, para trabajar sobre los cambios que son imprescindibles para el deporte, la convivencia y la seguridad.
Ricardo Scorticati