Tengo el agrado de dirigirme a ustedes para comentarles que en nuestra Comuna 13 no ha sido un año muy beneficioso para algunos sectores de la comunidad, especialmente para los jubilados y pensionados.

Los jubilados y los vecinos del Bajo Belgrano, volvimos a sentir el poder destructor de las topadoras. Además de los trabajos de elevación del ferrocarril, que si bien es el precio que nos cobra el progreso, no dejaron de alterar la vida del barrio. También tuvimos que desayunarnos, una mañana de invierno con una dolorosísima novedad: el “Centro Recreativo Manuel Belgrano”, popularmente denominado “Las Bochas”, de la calle La Pampa al 800, había desaparecido de la faz de la tierra.

Ese espacio tan querido, cedido por el ex Presidente Perón en el año 1952 (hace 66 años), para que allí los jubilados del barrio construyeran unas canchas de bochas y un lugar para disfrute, no solo para ellos, sino para todos los vecinos que quisieran pasar un día con sus amigos, comiendo un asado, jugando un partido de bochas, tomando unos mates, etc. Fue muy triste y desolador encontrarse con “la nada” más cruel, salvo algunos escombros que allí quedaron como testimonio de que allí “hubo algo”. Ese “algo” está lleno de recuerdos lindos del viejo barrio y de amigos que ya partieron y de otros que terminaremos de vivir el tiempo que Dios nos preste, navegando entre la nostalgia y el dolor de la pérdida irreparable.

La desolación que quedó en ese predio, reclama justicia. ¿A quién molestaba un espacio para los “viejos”, sus hijos y sus nietos o los vecinos del barrio? Acaso a los “(des)Arrolladores inmobiliarios”…a los burócratas de turno, tan solícitos a la hora de atender las apetencias desmedidas de los primeros, que no se conforman con nada, y que quieren “llevarse puesto” al IREP (Instituto de Rehabilitación Psicofísica), al Tiro Federal y tantos espacios que son imprescindibles para la vida de los vecinos. ¿Qué reparación podría caber para los que sufrimos este despojo?, quizás la cesión de otro espacio, y que esté en el barrio. Les recuerdo a los funcionarios que toman estas resoluciones que los adultos mayores, no tenemos la facilidad de recorrer kilómetros para acceder a un lugar de esparcimiento y que sea gratuito, como el que arrasaron y que ello, no dejaba de constituir “un derecho adquirido”.

Antes, cuando los privilegiados eran los niños y los ancianos, no sucedían estas tropelías. Ahora parece haberse transformado en una perversa costumbre. No se me escapa que este año a los jubilados y pensionados nos cambiaron la fórmula de actualización de nuestros haberes. El Sr. Presidente nos aseguró que con este nuevo índice de actualización votado en diciembre del año pasado, nuestros haberes siempre “LE IBAN A GANAR A LA INFLACIÓN”. Aprovecho para recordarle al Sr. Presidente que este año terminaremos cobrando alrededor de un 20 % menos que lo que marcará la inflación del año. Además, preguntaría, ya que nos sacaron tanto: ¿Por qué no hay BONO de fin de año para los jubilados, que al menos serviría para compensar en parte lo que no se cumplió con lo que prometiera el Presidente Macri?

Seguramente debe haber alguna razón oculta que lleva a nuestros gobernantes a considerar que no corresponde reconocer a los jubilados, pensionados, enfermos, discapacitados o simplemente vecinos a disfrutar de un espacio para su recreación o esparcimiento gratuito u otorgar ese Bono que se niega, salvo en tiempos cercanos a las elecciones. En ese tiempo de vísperas, parecen ser más propicios para conseguir beneficios. Los candidatos recobran un rostro más humano y sensible a las necesidades de la gente.

Estas consideraciones, no constituyen la enumeración de una acumulación de “frivolidades” que afectan a los más viejos. Hacen, nada menos, a su derecho a vivir con un poco de dignidad.
Por todo lo expuesto, me tomo la licencia de recomendar a mis compañeros de la pésimamente llamada “clase pasiva” a no volver a creer en los cantos de sirena de los políticos que se cubren con pieles de oveja para arrebatarnos nuestro voto y después… “que te cure Lola”.

Ejerzamos nuestro poder ciudadano y no demos más el voto a los falsos profetas. Es la única herramienta de lucha que tenemos. No hay nada más inocuo que una huelga de jubilados. Y no podemos esperar a los que heredarán nuestra indefensa situación, que luchen por nosotros. Ellos, los más jóvenes, tienen que luchar por sus derechos y los de sus hijos. Ya bastante han perdido últimamente.

NOSOTROS TENEMOS EL VOTO y tenemos que hacerlo valer de una vez por todas. Deberíamos juntarnos, organizarnos y coordinar acciones para hacer visible la discriminación de que somos objeto. Nadie como nosotros conoce realmente nuestra situación. Y no debemos caer más en la ingenuidad de creer en los que ya “nos usaron” y luego nos hicieron “pito catalán”.

Para despedirme, les diré que me resulta difícil desear una Feliz Navidad, especialmente a mis compañeros jubilados. Será duro aceptar que las fiestas de este fin de año serán muy austeras. Seguramente serán unas FIESTAS PARA POCOS. No obstante, que lleguen mis mejores deseos PARA TODOS, SIN DISTINGOS y gracias y los mismos deseos para los que construyen puentes de comunicación entre los vecinos de nuestra Comuna como lo hace “Mi Belgrano”.

Atentamente.
Carlos Manuel Durañona
Vecino Jubilado de la Comuna 13