A principios de diciembre de 2018, autoridades de “La Abadía” que funcionaba en Gorostiaga 1908 casi esquina Luis M. Campos, emitieron el siguiente comunicado: “Con tristeza en el corazón de nuestra institución comunicamos que nuestro Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos, cerrará sus puertas al público el 23 de diciembre del presente año. Luego de cuatro años de intensa labor social y cultural, buscando responder de la manera más fiel a nuestra visión, misión y objetivos, por dificultades de autosustentabilidad económica nos vemos obligados a dar fin a las actividades socio-culturales propuestas desde nuestra institución».
“La Abadía” dependía de donaciones y de los recursos de la Ley de Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Debido al aumento del costo de la luz y del resto de los servicios, sumado a que las donaciones cada vez eran menores, no alcanzaba la plata para poder seguir funcionando.
Enterados de la noticia, varias personas se manifestaron a través de las redes sociales: “Que pena, era maravilloso lo que hacían allí”, “Es una lástima que no continúe”, “Eran muy buenas e instructivas las actividades culturales que ofrecían”, “Tenían un jardín hermoso”, “El espacio es de todos y no se debería perder”.
Desde “La Abadía” respondieron los mensajes: “Estamos muy agradecidos con la inmensa cantidad de mensajes que nos hicieron llegar, sobre todo la cercanía, amistad, transparencia y sinceridad de los mismos al enterarse de la triste noticia”.
“La Abadía” se inauguró como un nuevo espacio cultural dedicado al arte a fines de Octubre de 2015, presentando su primera exposición “Tierra de encuentros, cielos y colores. Arte de Sudamérica hoy y ayer”. La propuesta que ofreció en estos años fue muy amplia, con exhibiciones, conferencias, cursos, talleres, cine debates, foros y conciertos.
La puesta en valor de la imponente edificación de 5000 m2 llevó varios meses y se realizó con minucioso cuidado de respetar su valioso patrimonio arquitectónico. Por sus amplios espacios, su claustro y jardines. Se adecuaron 5 salas para exposición artística, implementando un auditorio para 120 personas y una biblioteca abierta al público.
La gran pregunta que se hacen los vecinos es: ¿Qué pasará con el edificio? El mismo quedará en manos de los benedictinos que son sus propietarios, ellos están evaluando su uso. Esperemos que preserven el patrimonio, la puesta en valor que se hizo, y no se dejen tentar por ninguna propuesta inmobiliaria, pues seguramente no faltarán interesados en comprarlo.