La casa que está ubicada en 3 de Febrero entre Olazábal y Blanco Encalada, fue construida en el año 1870 por iniciativa de Lucio V. Mansilla. Su arquitectura es del estilo neo renacentista italiano del que quedan pocos exponentes en el país, como por ejemplo, la Casa Rosada.

En declaraciones al programa de radio “Aquí la 13”, que se emite todos los jueves de 14 a 15 horas en www.arinfo.com.ar, Alicia Pangella, Presidenta de la Comisión de Defensa de la Casa de Lucio V Mansilla, habló sobre la casona.

Allí funcionó la escuela Normal 10 desde el año 1915 hasta que nos mudamos al edificio nuevo en 1982. La entrada principal por el pasaje Golfarini al 2300 entre Olazábal y Blanco Encalada está justo frente a la gran obra monumental del tren y la entrada posterior es por la calle 3 de Febrero.

En el año 1999 se había hecho un convenio urbanístico en la legislatura y el dueño exigió la demolición. De allí surgió el interés de un grupo de ex alumnos, de armar esta comisión de defensa y llevamos 20 años de defendiendo esta casa a la que la ley le otorgó la máxima protección que puede tener un bien patrimonial, declarada monumento histórico, artístico y nacional. Todo terminó en un largo que juicio que obligó al estado a expropiarla.

Luego empezamos con los proyectos de utilización, una propuesta fue la instalación del Instituto Dorrego, que nos conformaba a todos porque iban a restaurarla, no pretendían demolerla y nos pedían una sala para el museo de la escuela

Lo más serio y grave es que nos enteramos que por decreto del poder ejecutivo cedieron esta casa a la AAB (Agencia de Administración de Bienes del Estado) para que disponga y se pueda utilizar con inversionistas privados. El peligro es que cuando aparecen inversionistas, ven el predio y no ven el valor de la casa.

Fuimos a la comisión de monumentos históricos, porque deben pedirle a ellos permiso para hacer determinadas reformas. Están autorizando a demoler partes que son originales, y no sabemos exactamente cual sería el destino, que nosotros pedimos siempre que sea un uso cultural.

En una nota del diario La Nación escribieron que la casa está en ruinas y eso no es así. Tiene vigilancia las 24 horas puesta por la secretaría de cultura. Los frentes están caídos pero la terraza no, la hizo la gestión anterior y no hay goteras. Si hemos pedido la reparación de los balcones laterales, que es lo más peligroso.

Había un proyecto del Museo de Arte Oriental, que nos cerraba bastante, vino un arquitecto británico que coincidió con nosotros en que no había que demoler, que había que restaurar, que había que abrir las dos calles y hacer un camino, un paseo, estaba todo perfecto y de pronto por un decreto cambió todo.

No sabemos que quieren hacer pero no vamos a permitir cualquier cosa. No tenemos ningún interés comercial, lo hacemos por amor a la casa, por lo que significó para nosotros, y porque defendemos el patrimonio en general.