El Estadio Monumental se alza sobre terrenos ganados a la costa del Río de la Plata en la ciudad de Buenos Aires. El suelo era inestable y era necesario hacer varias obras para que fuese propicio para la construcción de algo que sería monumental. El que encaró la gigantesca tarea de rellenar los bañados fue un escocés llamado Daniel White, quien a mediados del siglo XIX había adquirido una estancia de 47 cuadras en esa zona. En esa superficie que años atrás era parte del Río de la Plata, construyó un hipódromo, que se llamó “Saavedra” o, directamente, “Hipódromo de White”.
El Hipódromo de White ocupaba 16 cuadras y disponía de una tribuna para el público. La pista tenía dos rectas paralelas a la actual Avenida Lidoro Quinteros, mientras que la actual calle Victorino de la Plaza, una arteria en forma de “U”, ubicada en el ángulo de las avenidas Monroe y Del Libertador, no hace más que respetar el trazado de la antigua pista. Es más, la tribuna Sívori del Monumental coincide casi exactamente con la curva opuesta del hipódromo, con lo cual se podría decir que la infraestructura actual tiene una marcada presencia de las instalaciones levantadas hace muchos años. En 1866, una tormenta de Santa Rosa arrasó con la construcción y sus directivos buscaron otro lugar para un nuevo asentamiento.
Antonio Vespucio Liberti sugirió comprar los terrenos en donde hoy se encuentra el Monumental. Muchos lo trataron de loco e irresponsable, dado que lo que él proponía parecía una quimera. Liberti quería construir el estadio que, según su criterio, River merecía. Y había observado ese espacio abandonado, considerándolo apropiado para llevar adelante su sueño. Los problemas que trajo su idea fueron muchísimos, a punto tal que costó mucho convencer a otros directivos de la factibilidad de un proyecto que parecía una auténtica utopía. Más de uno sostenía que era una locura tratar de hacer semejante estadio en terrenos pantanosos y ganados al río, debido a los problemas que estas características acarrearían. En pocos años, cambiarían de opinión al ver cómo el hormigón avanzaba a paso firme.
River compró alrededor de 5 hectáreas y la Municipalidad de Buenos Aires donó otras 3,5 hectáreas, que son en definitiva las 8,5 que el club posee en la actualidad. En 1934, el club llamó a un concurso nacional de anteproyectos para la construcción del Monumental. La idea era simple: diseño de un estadio con pista de atletismo, completamente construido en hormigón armado, con instalaciones deportivas anexas tanto en el interior como el exterior del mismo, y que contemplara la posibilidad de llegar a una súper capacidad de 120.000 espectadores. En aquella época, los Juegos Olímpicos eran mucho más populares que los mundiales de fútbol, de allí la necesidad de incorporar una pista de 400 metros alrededor del campo, con la esperanza de poder albergar dicha competencia internacional, algo que nunca ocurriría.
El 1º de diciembre de 1935, en asamblea extraordinaria, se presentaron ante los socios los planos aprobados del Estadio, planos definitivos, con la reseña de los trabajos a realizarse. El concurso fue ganado por los arquitectos José Aslan y Héctor Ezcurra, con la ayuda del dibujante Fidias Calabria, lo que significó una marca de por vida en la historia de este afamado estudio de arquitectura, encargado de casi todas las remodelaciones al Monumental desde entonces.
El Estadio Monumental Antonio Vespucio Liberti fue inaugurado el 25 de mayo de 1938 y, un día después, se jugó un partido amistoso en el que River Plate derrotó 3-1 a Peñarol de Montevideo, con goles convertidos por Peucelle, Bernabé Ferreyra y Moreno.
Es común escuchar referirse al estadio de River como el “Monumental de Núñez”, cuando en realidad, el mismo está ubicado dentro de los límites administrativos del barrio de Belgrano, ya que el límite fronterizo es la Av. Udaondo.