A la opinión pública en general. A quienes hemos conferido el honor de representarnos en particular. A quienes tienen poder y decisiones que pueden mejorar la realidad de las personas.

Ciudadanos sensibles al dolor de nuestros hermanos y hermanas, que no tienen otra opción que vivir en las calles, notamos con estupor: una creciente ola de violencia, que se viene desarrollando en los últimos meses, contra el grupo de personas más vulnerables que habitan la Ciudad.

Es de público conocimiento la aparición de grupos que agreden brutalmente, llegando a prender fuego a nuestros hermanos y a sus pertenencias. Hemos constatado que estos sucesos se reiteran en diversos lugares de la Jurisdicción, observándose determinados patrones que podrían sugerir cierto grado de planificación de la barbarie.

También hemos constatado que a los Comedores, a los que asistían habitualmente personas en situación de calle, algunos ya no se acercan por temor a ciertas «represalias», como despertarse por la noche a patadas, golpes y gritos exigiéndoles que se vayan de la ciudad.

Pensamos que estos agresores, que proceden con cierto aire de impunidad, debieran ser fácilmente identificados, si se dispusiera una investigación y se protegiera a las personas agredidas.

Quizá esta nota debiera pedir que hubiera una asistencia y cuidado a las personas en situación de calle, más cuando estamos por comenzar a transitar las bajas temperaturas de invierno. Quizá sería bueno pensar en cómo hacer para que no haya hermanos y hermanas nuestros, sin la posibilidad de un trabajo que les permita salir de esta situación, pensar en dispositivos de acompañamiento… Pero no, nos encontramos solicitando algo tan elemental y sagrado como es el respeto hacia sus vidas, la valoración del esfuerzo que hacen cada día para sobrevivir en una Ciudad que les resulta sumamente hostil. Una ciudad que ahora se les revela expulsiva con métodos que, creíamos, formaban parte de un pasado al que nunca más queremos volver.

Es por eso que nos vemos en la obligación de visibilizar este dolor que nos conmueve. Solicitamos que este accionar criminal se investigue, se identifique a los agresores, se haga justicia y se proteja de modo inmediato a las personas en situación de calle.

La calle no es lugar para vivir, en función de ese lema, cada uno de nosotros asume sus compromisos diarios, pero las personas que no tienen otra opción que tomar la calle como su refugio deben ser cuidadas por los que podemos volver a nuestras casas cada día, son hermanos y hermanas sin trabajo, sin techo, sin pan y en muchas ocasiones hemos observado a niños y niñas en esta situación, no vemos otra prioridad que sea más importante que esta para el conjunto de la ciudadanía.

¡¡Basta de violencia hacia nuestros hermanos y hermanas que viven en la calle!!

Comedor de Barrancas de Belgrano «El Gomero»