Ya desde hace algún tiempo, veo como lentamente el alambrado norte de la cancha de fútbol del polideportivo, contiguo a la plazoleta Ramirez (Manuela Pedraza y Moldes), va inclinándose peligrosamente hacia el espacio público.

Esto, es propio de los pelotazos que no se embocan en el arco y dan contra este divisorio, que ya tiene quebradas algunas de sus débiles fijaciones de caños oxidados, sobre un basamento de hormigón.

Como es de suponer, esto está constituyéndose en un verdadero peligro para quienes disfrutan del ocio en la plaza. Donde chicos y personas mayores disfrutan del lugar quizá no percibiendo que de caer esa estructura podría provocar un lamentable accidente, dado que su altura supera los 6 metros y de caer, lo haría cubriendo casi la totalidad del lugar de esparcimiento.

Esta plazoleta, que dicho sea de paso nadie sabe el por qué de la denominación de Ramírez, fue reciclada no hace más de un año. Me pregunto, ¿el responsable de espacios públicos de la comuna y los comuneros, no observan el peligro que ello implica? Una vez mas como contribuyente no llego a entender cual es el rol de los “ilustres desconocidos comuneros”.

No quiero imaginar que esto se haya transformado en un litigio entre la Comuna y el concesionario del complejo, pero de ser así, todo corresponde al Gobierno de la Ciudad y quienes disfrutan de la plazoleta son vecinos de la CABA, a los que hay que brindarles seguridad en todo aspecto.

De no repararse esta latente trampa a la brevedad, seguramente seremos víctimas de un accidente que pudo evitarse.

Por Mario O. Salvo