La Asociación Civil Patrimonio de Belgrano presentó un amparo colectivo, que cuenta con el reconocimiento y el apoyo de miles de vecinos y de varias entidades (Asociación Civil Vecinos de Belgrano, la Asociación Civil Vecinos del Bajo Belgrano, la Asociación Vecinal de Fomento Barrio Parque General Belgrano y Nuevo Belgrano, la Asociación Civil Patrimonio de Belgrano, la Asociación Amigos del Lago de Palermo, la Red Alerta Nuñez – Saavedra – Rivadavia y el Centro Comerciantes de Belgrano), solicitando que:
1) Se deje sin efectos el proceso de licitación de los terrenos ubicados en el “Bajo Viaducto” de la línea de FFCC Mitre.
2) Se disponga que todos los terrenos del bajo viaducto y espacios aledaños, sean integrados como parquización al Parque 3 de Febrero como espacios verdes públicos.
3) Se ordene al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la realización de un Estudio de Planeamiento Urbano Ambiental a cargo de técnicos profesionales independientes y con activa participación de las Asociaciones Vecinales que soliciten participar, a efectos de evaluar la factibilidad de proyectos urbanísticos para la traza del “Bajo Viaducto” de la línea de FFCC Mitre, de conformidad con las áreas afectadas por dicha traza.
Según se explica en el texto del Amparo presentado, el viaducto, desde la Av. Monroe hasta la calle Virrey del Pino se interna en pleno barrio de Belgrano, en zonas definidas por el Código Urbanístico como residenciales y como UP (Urbanización Parque). Asimismo, desde la calle Mendoza hasta La Pampa, la traza del viaducto se encuentra dentro de un área UP, lo cual otorga restricciones y limitaciones de uso especiales que bajo ningún punto de vista se ven respetadas por el proyecto. Estos sectores de Belgrano se tratan de un área preferentemente residencial con comercios minoristas de baja y mediana afluencia.
Toda esta área, en la cual se están concesionando más de 10.000 m2 de superficie, van a transformar drásticamente la fisonomía del barrio, la vida del mismo, y a alterar con un impacto claramente negativo la vida de los vecinos.
En relación al denominado “Barrio Chino”, la Subsecretaría del Gobierno de la Ciudad efectuó un Relevamiento de toda la zona comprendida entre las vías del F. C. Mitre y las calles La Pampa, Monroe y Migueletes, en el cual se concluye, entre otras cosas, que la zona se encuentra saturada de comercios, que deben adoptarse criterios restrictivos para la localización de actividades comerciales y además considera que resulta necesaria la recuperación del carácter residencial del distrito. Desde hace ya muchos años que la zona, netamente residencial, se encuentra colapsada por comercios de distinta índole, y que lejos de haberse restringido su instalación en el barrio, ésta ha aumentado.
El Gobierno de la Ciudad, llevó a cabo 15 encuentros con vecinos, por medio de los cuales se realizaron consultas y se presentaron propuestas por parte de los que participaron de las mismas. En esta instancia de participación ciudadana, la mayoría de los vecinos no ha querido que este espacio sea utilizado para actividades comerciales. Sin embargo, el proyecto con el que nos encontramos, otorga una mega concesión de más de 50.000 m2 para la realización de actividades comerciales.
En el informe realizado como consecuencia de las consultas del mes de mayo, es el propio GCBA el que resalta que más del 30% de los vecinos se opusieron a que en la zona del bajo viaducto no se extendieran actividades relacionadas con el “Barrio Chino”. Sin embargo de los propios renders que publicita y circula el GCBA y del proyecto presentado en el proceso licitatorio se advierte que todo ese sector será destinado a la instalación de un paseo de compras de 400 metros de longitud, basado en la sucesión de locales que se proponen para la venta de distintos tipo de productos, con una arquitectura y destino comercial y/o cultural propiamente oriental.
Muy por el contrario, pareciera ser que su único interés aquí es el de generar un gran centro comercial que se extienda a lo largo de 4 kilómetros aproximadamente, degradando el ambiente, destruyendo la identidad barrial y colapsando el tránsito de un barrio netamente residencial y de un parque público.