Hoy es el día 03 de Febrero de 2020, y casualmente estoy caminando por la calle Tres de Febrero que nace en la calle cortada donde se ubica el Instituto Santa María de Luján, a metros de Maure. Al llegar a Monroe se interrumpe pero continúa del otro lado del viaducto. En Correa, nuevamente se corta, pero a no desesperar, porque continúa del otro lado de las vías del tren, a partir de Ramallo y desde allí sigue su curso hasta llegar a la Av. Gral. Paz.
Pero, ¿por qué se llama así? Consultamos a Claudia Sandina (Email: claudia.sa@fibertel.com.ar) y nos contó lo siguiente:
La calle existe con ese nombre desde la creación del Proyecto de traza del pueblo de Belgrano aprobado el 06-12-1855 por el ministro Alsina, aunque no en la extensión que tiene hoy día. Supo tener el nombre de “Suiza” en el tramo comprendido entre las actuales Iberá y General Paz, que la Ordenanza del 27/11/1893 cambió a “Tres de Febrero”.
El nombre elegido quiso rememorar la batalla del 03 de febrero de 1852 ocurrida en los campos de Monte Caseros, provincia de Buenos Aires, (conocida como “la Batalla de Caseros”), entre las fuerzas de la Confederación Argentina lideradas por Juan M. de Rosas y la Coalición formada por un país extranjero (el entonces Imperio del Brasil), junto a argentinos emigrados en Montevideo y opositores al gobernador de Buenos Aires, liderados por el General Justo J. de Urquiza. Luego de un combate encarnizado, la batalla del 3 de febrero de 1852 dio como resultado la derrota de las fuerzas de la Confederación Argentina por la de los Aliados argentinos-brasileros, y tuvo como consecuencia inmediata la caída del gobierno (o dictadura) de Juan Manuel de Rosas y su exilio en el extranjero. Muchos de los vencidos fueron fusilados o traslados como prisioneros. Pocos días después de la batalla de Caseros, el Gral. Urquiza y el ejército brasilero hicieron su entrada triunfal desfilando por las calles de Buenos Aires. Urquiza se erigió como gobernador de la provincia de Buenos Aires y en mayo de 1852 suscribió el Acuerdo de San Nicolás con el fin de propiciar la reunión de un Congreso General Constituyente. Los historiadores coinciden en que el resultado de esta batalla marcó un antes y un después en la conformación e integración del Estado Argentino que pocos años después dictó su constitución nacional tras años de largas luchas.
Dado que poco se menciona, valen recordar las circunstancias previas a la batalla de Caseros: En 1849 y en 1850 la Confederación Argentina había sellado con Inglaterra y Francia (países que habían bloqueado el puerto de Buenos Aires y nuestro litoral) los tratados definitivos de paz, salvaguardando la independencia y soberanía de los Estados del Plata. Esto hizo que el Imperio de Brasil viese amenazado su lugar dentro de la nueva geografía política del Plata, motivo por el cual, desde comienzos de 1851, activó la coalición para derrocar a Rosas entrando en negociaciones con el Gral. Urquiza, hasta ese momento uno de los generales de la Confederación. El 1 de mayo de 1851 Urquiza se pronunció contra Rosas e invitó a los demás jefes argentinos y orientales a seguirlo. Ninguna de las provincias de la Confederación respondió a su llamado, excepto Corrientes y Entre Ríos. Brasil le hizo suscribir a Urquiza el compromiso de que una vez derrocado Rosas consintiese la libre navegación del Paraná y sus afluentes del Plata y que reconociese la independencia de la República del Paraguay, compromisos que Urquiza cumplió a poco de vencer. La derrota de las fuerzas de la Confederación en Caseros se debió, en gran parte, a la falta de unidad de mando y acción y a la excesiva confianza en la debilidad del enemigo. Cuando todo estaba perdido, Rosas, herido en su mano derecha, redactó su renuncia y salió del campo de batalla hacia la casa del encargado de negocios de Inglaterra pidiéndole asilo. Luego se embarcó junto a su hija en el buque Conflict, hacia Inglaterra, donde falleció en 1877.