La pandemia de Covid-19 que afectó al mundo entero, ha cambiado los hábitos y costumbres de las personas. Nos tuvimos que readaptar a una nueva forma de vivir. ¿Cómo lo han hecho los vecinos y comerciantes de la Comuna 13? A continuación contamos algunas de sus historias.
En Belgrano, uno de los barrios más comerciales de la ciudad, muchos negocios bajaron sus persianas, momentánea o definitivamente. Otros tuvieron que reinventar sus propuestas para poder seguir a flote y mitigar las grandes pérdidas económicas. Las ventas online y los delivery, son las opciones que han predominado al cambio de estrategia de los comerciantes. Es una constante ver por las calles de la Comuna una notable cantidad de personas con sus bicicletas o motos, trabajando en las diferentes aplicaciones de pedidos. Dentro del paisaje del barrio, en etapa de
pandemia, es cotidiano encontrar largas filas en las veredas con gente esperando ingresar a los supermercados.
El grado de afectación que la pandemia tuvo en los comercios depende del rubro en particular. Algunos se vieron afectados al 100% como el caso de Natalia. Ella tiene una agencia turística sobre la calle La Pampa que cerró temporalmente sus puertas. Otro rubro muy sensible es el gastronómico. Sergio, dueño de Pinuccio (restaurant estilo italiano ubicado en Ciudad de la Paz casi Juramento) contó los siguiente: “Tratamos de cubrir todas las posibilidades comerciales. Recibimos pedidos por el teléfono de línea, por Whatsapp y por todas las aplicaciones de delivery. Cerramos el 18 de marzo, con el comienzo de la cuarentena, y reabrimos 15 días después con la nueva modalidad. Nos tomamos ese tiempo para reorganizarnos. Tratamos de sostener los mismos menús. Esta situación nos impactó mucho en lo económico porque somos un Restaurant familiar en donde teníamos una atención personalizada con el vecino del barrio. Hasta ahora pudimos sostener a todo el personal de trabajo cubriendo la totalidad de sus sueldos. Cada uno hace su esfuerzo”.
Caso contrario es el de algunos kioscos emblemáticos de la zona. Martín, encargado del pintoresco kiosco ubicado en Ciudad de la Paz casi Monroe, reconoce que las ventas y la cantidad de clientes se mantuvieron casi iguales que durante “la vida normal” previa a la cuarentena. Algunos comerciantes encontraron una salida vendiendo tapabocas artesanales. Otro rubro arrasado por los efectos del Covid-19 son las peluquerías. Sergio, peluquero de prestigio y muchos años de experiencia, decidió cerrar definitivamente su peluquería ubicada sobre la calle Superí en Belgrano R. Emilio (un comerciante de la histórica Galería General Belgrano) en diálogo con el programa radial “Aquí la 13”, relató la cruda realidad que vive. “Este momento nos pega muy fuerte comercialmente. No estamos habilitados para abrir nuestros negocios por estar dentro de una galería. Nos metieron en la misma bolsa que los shopings. Presentamos miles de protocolos alternativos para encontrarle la vuelta a la situación y poder abrir pero no conseguimos nada. Nos reinventamos mediante la venta online, es la única manera que tenemos hoy en día para sobrevivir”.
Los vecinos cambiaron sus hábitos en algunas cuestiones, principalmente en la manera de hacer las compras. Muchos eligen hacerlas a través de las Web de los supermercados, recibiendo el pedido en su domicilio. Otros buscan los horarios adecuados para no tener que enfrentarse a una larga fila de espera sobre la vereda. Aunque al mismo tiempo, saben que es recomendable ir por la mañana para tener mayor cantidad de productos para elegir. Estas modificaciones de costumbres están supeditadas al rango etario del vecino. Beatriz, una jubilada de más de 80 años de edad, solo sale un rato los fines de semana a caminar un poco (acompañada de su nieto) para respirar aire, mover el cuerpo y despejar la mente. Lo hace por las cuadras aledañas a Quesada y Cabildo, donde ella vive. Su hija se encarga de hacerle las compras y llevárselas a su casa. Joaquín que vive en La Pampa casi Amenábar, cambió los lugares donde hace sus compras. Antes elegía los hipermercados y hoy prefiere cadenas de supermercados más pequeñas ya que sus sucursales no presentan extensas filas. María Eugenia, docente de inglés, realiza su trabajo absolutamente desde su departamento sobre la calle Paroissien a cuadras de Cabildo. Se conecta con sus alumnos a través de las diversas plataformas online de comunicación. Muchos vecinos “redescubrieron” o empezaron a valorar mucho más sus balcones. Antes de que empezara el frío, lo usaban con asiduidad para sentarse un rato al sol, ver hacia el exterior o respirar oxígeno. Paula, vecina de la calle Olleros, es kinesióloga respiratoria en un sanatorio. Todos los días sale de su casa para trabajar transportándose en bicicleta. Algo muy común durante la cuarentena es escuchar a vecinos decir que sus autos se quedaron sin batería debido a la falta de uso. Alejandra, psicóloga, trabaja desde su departamento en Blanco Encalada. El aislamiento obligatorio produce depresión y gran aburrimiento en muchas personas y es por eso que recibe muchas consultas online.
Dicen que hay cambios que llegaron para quedarse, tendremos que adaptarnos y superar los malos momentos. Bienaventurados los que están en el fondo del pozo porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando.
Podés escribir tus comentarios en el siguiente formulario: