El Barrio Chino es uno de los lugares más concurridos de la Comuna 13. Pocas culturas y tradiciones despiertan más interés en la gente que la oriental. Es por eso que representa uno de los puntos turísticos más destacados de la ciudad. Allí se puede respirar el aire asiático autóctono desde diversas propuestas gastronómicas, arquitectónicas y comerciales. Además se celebran las típicas festividades que atraen multitudes. Debido a la pandemia la zona se está viendo gravemente perjudicada. El pintoresco y alegre paisaje que solía presentar el Barrio Chino, hoy es lúgubre y apagado con la monotonía de las persianas bajas.
De los 130 comercios que componen la zona, solo el 10% mantiene su actividad. Se trata de aquellos del rubro gastronómico o supermercadista que están autorizados a permanecer abiertos, aunque su trabajo cayó en gran porcentaje, facturando el 30% de lo habitual. Dos importantes restaurantes ya informaron de su cierre definitivo: “Hong Kong Style” y “Todos Contentos” que tenía 35 años de antigüedad siendo uno de los primeros de comida asiática de Buenos Aires. Mientras otros varios locales, de todos los rubros, están cerca de sufrir el mismo desenlace. La problemática del Barrio Chino es la misma que tienen todos los comerciantes, impuestos altísimos que pagar, sueldos a empleados y muy poca recaudación. Varios de los comerciantes de la comunidad oriental (chinos, taiwaneses, japoneses, coreanos, tailandeses) están pensando en regresar a sus países ya que ven muy complicado el futuro aquí. Aquellos locales que aún pueden solventarse para mantenerse, son los que no cuentan con empleados por ser negocios familiares. La única óptica de la zona permanece abierta cumpliendo todas las normas de protocolo de seguridad higiénica, pero con un caudal de clientes muy bajo.
Como todos los comerciantes de Capital Federal, en el Barrio Chino buscan la manera de reinventarse a través del delivery o apostando a productos que antes no se vendían en determinados locales. Por más “rebusque” que hagan, nada parece servir para mitigar el arrasante impacto económico que provoca la pandemia.
Otro de los problemas centrales es que el Barrio Chino no vivía del vecino estable de la Comuna, su mayor ingreso lo generaba el turismo. Era una postal clásica ver cada fin de semana muchísima gente que venía a pasear, comer o comprar desde todos los lugares de la ciudad, del Gran Buenos Aires, del Interior y turistas de otros países.
El Barrio Chino nació en la década del 80 tras una oleada inmigratoria asiática. Principalmente eran Taiwaneses que se instalaron en Belgrano e impusieron, a lo largo de algunas cuadras, sus culturas y tradiciones. Actualmente compone cerca de cuatro manzanas.
Parece difícil vislumbrar cuál será el futuro del mítico Barrio Chino, por ahora son todas incertidumbres. El contexto no es nada favorable ni alentador y las noticias que llegan son de comercios que cierran definitivamente sus puertas. Ojalá que dentro de un tiempo lo que hoy es un paisaje gris, desolado y triste; se convierta nuevamente en el color típico de la cultura oriental y en el calor de sus visitantes.
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