En cada pared conserva el encanto de la tradición. Allí hay un acervo cultural de mucha riqueza, siendo un patrimonio fundamental para el paisaje de la Comuna. Dialogamos con Graciela Marini, la actual presidenta.
¿Cómo están sobrellevando esta etapa de pandemia y cuarentena?
Armé una comisión de ex presidentes del club para nutrirme de su experiencia y asesorarme con ellos en diversas cuestiones. Esta etapa la estamos llevando bien porque este no es un club con un movimiento golondrina. La gente ingresa como socia y se queda, perdura en el tiempo. A fines del 2019 hicimos una promoción para asociarse y aquellos que accedieron pudieron disfrutar poco tiempo del club. Pero lo importante es que esa gente, esos nuevos socios, no se borraron durante la pandemia. Sí tuvimos bajas, por supuesto, y son más que comprensibles. A los que siguen abonando su cuota, les agradecemos permanentemente el esfuerzo que están haciendo. Apenas cerramos nuestras puertas, decidimos inmediatamente bajar un 25% el valor de la cuota. La parte económica la cuidamos muchísimo y en esta etapa cuidamos especialmente los gastos. Los que componen el personal administrativo trabajan desde sus hogares. Transferimos el número telefónico del club a la casa de uno de los empleados. También ofrecemos formas de pagos de la cuota con tarjeta VISA. Estamos al servicio del socio.
¿Cómo readaptaron las actividades?
Intentamos compensar al socio con diferentes actividades. Estamos usando mucho más nuestro Instagram que lo teníamos un poco dormido. A través de esa red social, tenemos profesores de gimnasia que dan clases en vivo. Los viernes y sábados hacemos conferencias online de diferentes índoles. Subimos material del área de cultura, música y lectura, de forma gratuita. Buscamos que continúe el intercambio con el socio. Festejamos cumpleaños a través de zoom para los chicos y organizamos juegos. Los menores de 17 años constituyen aproximadamente el 30% del padrón de socios. También esta etapa colabora para hacer un revisionismo sobre la historia del club ya que a muchos socios les interesa.
El club se caracteriza por su parte cultural…
Exacto. Por ejemplo, tenemos una biblioteca de mil y pico de libros que están catalogados y subidos a la página Web del club. También hacemos grupos de francés, italiano, inglés y alemán, donde se juntan para potenciar y expandir el idioma que manejen, aunque sea básicamente. Esos grupos se siguen reuniendo por zoom. Están los grupos de teatro para adultos y menores. Para los chicos realizamos las clases por zoom con la profesora.
Cerraron las puertas del club desde antes que se anuncie la cuarentena obligatoria.
Lo cerramos algunos días antes que se anuncie la cuarentena obligatoria porque sabíamos que los chicos que ya no tenían clases presenciales en las escuelas, iban a querer venir al club. Decidimos cerrar las puertas para cuidarlos.
¿Están diseñando protocolos para cuando se reabran las puertas del club?
Sí, un grupo de directivos está estudiando los protocolos y yendo al club para diseñar cómo se acomodará todo para la “nueva normalidad”. Colocar las máquinas del gimnasio con distanciamiento, las mesas del bar, las canchas de tenis probablemente se usen una por medio. Estamos trabajando en todo eso.
Tienen como filosofía cuidar al socio.
Tal cual. A aquellos socios que ingresaron por la promoción del año pasado les hicimos una recepción de bienvenida con un coctel. A los socios les explicamos que el Club Belgrano es un lugar con mucha riqueza histórica y cultural dentro del barrio. Es el club del barrio. Mantenemos en el estatuto el no hablar de política ni de religión. Vienen socios de lo más variados. Cuando alguien se quiere asociar, realizamos charlas previas para que nos conozca, visite las instalaciones y para conocerlo a él. Para saber por qué viene, con qué intenciones y así poder brindarle lo que creemos que le va a interesar. Le vamos presentando a todos los que trabajamos en el club para que estén integrados desde el comienzo.
¿Cómo mantienen el club desde la parte edilicia mientras permanece cerrado?
Lo que nos permite el Gobierno que es solamente el personal de limpieza, mantenimiento, vigilancia y el capataz. Son los únicos que van al club.
¿Qué te genera ser la primera presidenta mujer de la historia del Club Belgrano?
Era algo que no estaba dentro de mi proyecto de vida. Cuando me lo propusieron fue algo muy importante, un orgullo, esa es la palabra. Fui convocando para que me acompañen en la comisión a gente amiga de años del club. Tenemos un muy buen equipo de trabajo. Tengo clara que la responsabilidad que me toca.
Historia del club
En el año 1898 comenzó a gestarse la idea de constituir una institución social y deportiva en el barrio de Belgrano. El 21 de julio de 1909 se aprobaron los Estatutos Sociales y se designó la primera Comisión Directiva, bajo la Presidencia de Carlos F. Crescio.
El entonces llamado Círculo Belgrano funcionó en su sede de Obligado 1910 y diez años después se trasladó a la actual propiedad en la manzana comprendida por las calles J. Hernández, Arribeños, La Pampa y V. Vértiz, primero como locatarios. La propiedad fue adquirida en 1926.
Este emblemático inmueble era conocido como la finca de Corvalán por haber sido su propietario el Dr. Rafael Jorge Corvalán quien realizó en 1858 la construcción del edificio que actualmente se utiliza como sede social.
Con el transcurso de los años, el edificio ha sufrido varias remodelaciones para adecuarlo a las actividades del club. Se ha mantenido intacta la fachada exterior y el mirador vidriado que todavía hoy sirve de referencia para orientarse y que, en su momento, permitía detectar los barcos que atracaban en las barrancas y observar las extensas quintas.
La entrada principal estaba ubicada en la esquina de La Pampa y Virrey Vértiz y se accedía al predio por un gran portón de hierro y madera flanqueado por dos faroles esféricos, y una importante escalinata trepaba por la barranca. La entrada al edificio social, tanto entonces como ahora, aparece enmarcada por dos magníficas estatuas de bronce donadas por el Jockey Club, réplicas de las obras de los escultores franceses Falguiere y Dubois, cuyos originales se encuentran en la colección del Museo del Louvre.
Donde antes estaban ubicados los edificios para guardar los carruajes, sobre la calle Arribeños, entre 1919 y 1921 se construyeron el vestuario de caballeros, la cancha de pelota a paleta y los salones anexos. Originalmente había cinco canchas de tenis, pero la principal fue sustituida en el año 1928 por la pileta de natación de 33 metros de largo. La antigua tribuna de escalones de esa cancha de tenis se utilizó como solarium hasta hace pocos años en que fueron demolidos para generar un espacio más amplio.
Finalmente, las obras más importantes culminaron en el año 1930 con la construcción del vestuario de damas, y del túnel de acceso a la pileta, y la remodelación del jardín de invierno, la galería y el vestuario de caballeros.
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