Mariano Gibert, un vecino de la zona, envió el siguiente reclamo al diario Mi Belgrano:

Al hacer una nueva vereda, corrieron un metro y medio a la ciclovía que está sobre Av. Del Libertador entre F. Lacroze y Virrey  Del Pino. Además hace un codo de 90 grados muy peligroso donde pueden producirse accidentes. Es necesario que saquen el sendero de bicicletas de la calle, pueden correr los carteles un metro y medio para atrás, hacer una bicisenda sobre la vereda y de esta forma permitir que la avenida que pasa por el costado del túnel vuelva a tener dos carriles cómodos.

Al leer la publicación del reclamo en la edición de Octubre del diario Mi Belgrano, Matías envió su opinión:

¿Por qué el lector disfraza de preocupación por los ciclistas un reclamo que solo pone en manifiesto que lo que le molesta es la ciclovía para poder tener sus “dos carriles cómodos” sobre la calle lateral del túnel?  Quizás le de vergüenza utilizar las expresiones adecuadas para decir que le molesta que le quiten lugar que consideraba como propio de los automovilistas. ¿Por qué no lo dice abiertamente? ¿Sentirá vergüenza de quejarse de algo que lo haga quedar como una persona vetusta y anacrónica quejándose del lugar que cada vez más ocupan las bicicletas en la movilidad urbana?

Mariano, al conocer la opinión de Matías nos envió la siguiente aclaración:

La puja que se da en las vías de circulación entre bicicletas y automóviles es un tema que viene dándose producto de la implementación de bicisendas y estaciones de ecobicis en la ciudad de Buenos Aires.  En concordancia con lo que plantea el vecino, es un debate vetusto ya que la bici vino para quedarse, ya sea motivado por tendencias a implementar sistemas de transporte más sustentables, ya sea por tendencias de salubridad y movilidad autónoma, producto de la situación pandémica que nos toca vivir hoy. 

Sin embargo, el problema que plantea la publicación es ¿qué tipo de espacio disponemos para la circulación? Es evidente que el espacio que hoy ocupa la ciclovía es el resultado de una situación residual, no diseñada, producto de un proyecto que quedó a medias (ver https://www.buenosaires.gob.ar/desarrollo-urbano-y-transporte/noticias/nueva-plaza-belgrano-un-respiro-en-lo-alto-de-las-vias-del). Las consecuencias nos afectan a todas las partes, peatones, bicis y autos que conviven en ese espacio. El predio tapeado afecta a la comodidad de paso y a la seguridad de peatones y ciclistas. El ángulo de giro a 90º, no sólo pasa por encima del espacio mínimo peatonal, sino que los carteles dificultan la visual del sentido contrario, lo cual potencia accidentes entre bicis. El cuello de botella que genera la pérdida de medio carril sobre Av. Del Libertador, deviene en conflictos, insultos y bocinas, producto del caudal de tránsito que convoca ese punto nodal de conectividad del barrio. 

Las tensiones parecerían innecesarias teniendo en cuenta el gran terreno continuo que se encuentra bacante y tapeado hace ya más de un año. Es necesario rever este espacio, y no contentarnos con “lo que hay” o quedarnos en la disputa “bicis versus autos”.

Melisa es vecina y se esta por recibir de arquitecta, entonces me interesó conocer su mirada urbanista para lo cual ella recopilo mucho material para evidenciar esta situación, y dice en sus palabras: «Como usuaria de ambos medios de transporte, soy plenamente consciente de los conflictos que implica la convivencia en la calzada vehicular. Sin embargo, creo que la construcción del espacio de movilidad público debe buscar potenciar la convivencia de las diferencias y no la disputa de si unos u otros, ya que todos hacemos uso de dicho espacio velando por nuestras necesidades e intereses».