Con el objetivo de promover el interés en la urbanización y fomentar la cooperación entre los países para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea el urbanismo, así como para contribuir al desarrollo urbano sostenible en todo el mundo, en el año 2014, la Asamblea General de la ONU estableció al 31 de octubre como el “Día Mundial de las Ciudades”.

La urbanización debería ofrecer la posibilidad de nuevas formas de inclusión social, con un mayor acceso a los servicios y a las nuevas oportunidades. Sin embargo, en nuestra ciudad de Buenos Aires, la desigualdad y la exclusión dicen “presentes”.

El COVID-19 ha golpeado duramente a las economías locales. Según el Informe sobre las Ciudades del Mundo 2020, las zonas urbanas que albergan al 55% de la población mundial generan el 80% de la producción económica mundial. Las ciudades tienen el potencial de crear una prosperidad económica sostenida y mejorar la calidad de vida de todos. El empleo informal constituye el 44% del trabajo en todas las zonas urbanas y el 79% en las ciudades y pueblos del mundo en desarrollo. Los trabajadores a domicilio, los trabajadores ocasionales y los vendedores ambulantes ayudan a que las economías urbanas funcionen, poniendo a menudo en riesgo su propia salud.

La participación de muchos vecinos que se ofrecen como voluntarios apoyando a personas vulnerables de nuestra ciudad, contribuyen a la construcción de la resiliencia urbana (capacidad de las personas, comunidades, instituciones, empresas y sistemas que se encuentran dentro de una ciudad para sobrevivir, adaptarse y crecer, independientemente de los tipos de tensiones crónicas e impactos agudos que experimenten. Consiste en hacer mejor a una ciudad para el beneficio de sus ciudadanos, en especial de aquellos más vulnerables).

La diversidad cultural contribuye al valor social de la urbanización mediante una mayor tolerancia y comprensión. La cultura también puede contribuir de manera importante a la reducción de la pobreza, la resiliencia y el desarrollo económico.

Vivimos en un barrio que pertenece a una Comuna de la ciudad de Buenos Aires. Trabajando en conjunto tenemos más posibilidades de fomentar una ciudad que promueva la remoción de los obstáculos de cualquier orden que impidan el pleno desarrollo de las personas y la efectiva participación en la vida política, económica o social de la comunidad. Una ciudad donde el gasto público en salud sea una inversión social prioritaria. Una ciudad que reconozca y garantice un sistema educativo inspirado en los principios de la libertad, la ética y la solidaridad, tendiente a un desarrollo integral de las personas en una sociedad justa y democrática. Una ciudad que le permita a sus habitantes, gozar de un ambiente sano. Una ciudad que preserve y restaure el patrimonio natural, urbanístico y arquitectónico. Una ciudad que proteja e incremente los espacios públicos de acceso libre y gratuito. Una ciudad que preserve e incremente los espacios verdes. Una ciudad que asegure a sus habitantes, el derecho a una vivienda digna y a un hábitat adecuado. Una ciudad que proteja a los niños y a las personas mayores. En síntesis, una ciudad donde todos sus habitantes puedan vivir dignamente.