En la Costanera de Núñez todo es dicotomía. Cualquiera que pase por allí dirá que es una zona tranquila y amena, con naturaleza: el río y mucho espacio verde; un lugar en donde oxigenarse de la ciudad y su ritmo frenético. Sin embargo, desde lo legal, esos predios son una quimera, que de apaciguamiento no tiene lo más mínimo. Allí se encuentran tres clubes: el CUBA, el Centro Naval y el Centro de Graduados del Liceo Naval Militar.

Todos funcionan hace largo tiempo (exceptuando la etapa de pandemia) como importantes sedes deportivas y sociales, en donde sus numerosos socios van a disfrutar de las instalaciones y actividades. Hasta allí todo normal. El problema radica en que esos terrenos, en principio, pertenecen a la UBA, entidad que nunca se los cedió directamente a dichos clubes. Es decir, técnicamente, los estarían ocupando de forma ilegal. En las últimas semanas el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires intimó a las tres instituciones a desalojarlos, mientras que éstas aseguran que las hectáreas pertenecen a la Ciudad y no a la UBA.

Al repasar la historia de por qué se llegó a esta puja, se encuentra una verdadera “bola de nieve”. En 1958 el por entonces Presidente de la Nación, Arturo Frondizi, cedió por decreto esas tierras a la UBA. Unos años después, se sancionó una ley que ratificaba esa decisión pero con un agregado: mientras se esperaba la construcción de una dársena, la Armada podía hacerse cargo de los terrenos provisoriamente, aunque seguían perteneciendo a la UBA. La Armada le adjudicó el predio, para su uso, a los tres clubes en diferente proporción de hectáreas. El problema radica en la legitimidad legal de estas sesiones. Es por eso que, para la UBA, los terrenos le siguen perteneciendo y ahora están dispuestos a ir a fondo para recuperarlos. El primer recurso utilizado fue enviar a las entidades deportivas notificaciones de intimación para el desalojo.

Otros de los puntos más candentes del enfrentamiento es el económico en cuanto a lo invertido en los terrenos. Desde la UBA aluden que ninguno de los tres clubes ha puesto un peso de canon en todos los años desde que se asentaron. Pero desde los clubes, algo que es visible e indiscutible, remarcan las grandes inversiones que hicieron para la construcción de las sedes: canchas de diversos deportes, quinchos, pileta, entre muchísimas otras cosas que ofrece una entidad deportiva y social como estas. Una de las máximas preocupaciones que muestran los clubes, es preservar los puestos de trabajo de los varios empleados que tienen cada uno. Así como también cuidar las grandes inversiones realizadas.

La intención de la UBA, por la cual quiere recuperar el predio, es llamar a una licitación para dar en concesión. También tienen la idea de tener esos terrenos para expandir la universidad, además de un proyecto avanzado para llevar el rectorado a Ciudad Universitaria. Mariano Genovesi, Secretario General de la UBA, le presentó a los clubes una tasación del Banco Ciudad detallando según el valor locativo que surge del mercado lo que deberían abonar mensualmente para poder seguir ocupando cada terreno del que hoy disponen. CUBA debería pagar $ 6.000.000, el Liceo Naval 4.500.000 y el Centro de Graduados 1.200.000. En caso que no puedan abonar dichas cifras, la UBA exige que desalojen las instalaciones. Desde los clubes aseguran que los montos son muy elevados, además de denunciar públicamente a través de comunicados oficiales, la poca disposición al diálogo para negociar por parte de la universidad, mientras que ésta por el contrario, sostiene que llevan 17 meses con negociaciones infructuosas y es por eso que los intiman.

Pasando en limpio, son 20 hectáreas las que actualmente comprenden los tres clubes y que son reclamadas por la UBA. Son las que están detrás de Ciudad Universitaria y que se extienden desde el predio del Círculo de la Policía Federal, y la desembocadura al Río de la Plata del arroyo Medrano, hasta las inmediaciones de la avenida Cantilo. La Armada le dio un permiso de uso precario a CUBA en 1958, al Liceo en 1962, y al Centro Naval en 1990. A fin del 2018, la Universidad firmó un acuerdo con la Armada a través del cual ésta le restituía de forma definitiva los terrenos, a cambio de que la UBA construya la nueva dársena en la localización que la fuerza militar disponga. Así, la Armada dejaba por sentado que los clubes deberían entablar negociaciones con la entidad madre educativa sobre su futuro.

Los socios de los clubes no se quedaron de brazos cruzados e iniciaron un petitorio online dirigido al Presidente de la Nación Argentina, a la Universidad de Buenos Aires y al Ministerio de Turismo y Deportes, bajo el título de: “NO AL CIERRE DE LOS CLUBES DE LA RIBERA DEL RÍO DE LA PLATA”, el cual ya cuenta con más de 16mil firmas. Allí muestran su preocupación por la situación. Entre muchos comentarios se encuentran algunos como: “estaremos atentos si hay un negociado inmobiliario detrás. La UBA no puede mantener lo propio y no necesita los terrenos. Toda la infraestructura se va a abandonar”. “Son terrenos ganados al río y hace 70 años o más que esos clubes los rellenaron y los hicieron con inversión de sus socios. Construyeron todo, dragaron para hacer las marinas y embarcadero y ahora les quieren cobrar un canon como si todo hubiera sido hecho por la UBA”. “Hay que fomentar lugares de esparcimiento y deporte, no destruirlos”. “Los clubes son una gran contención para chicos y adultos, puntos de encuentro de amigos y familiares”. “Me solidarizo con los clubes. La UBA no puede mantener sus pabellones y ¿quiere más tierras? Sospecho un negocio inmobiliario”.

@DamianGiovino