Entre tantísimas actividades que se vieron afectadas debido a la pandemia y a la cuarentena, una de las más sensibles es la educación. Los alumnos dejaron de concurrir de forma presencial a los colegios y hubo que gestionar una nueva estructura para enseñar. Hoy todas las clases son virtuales a través de diversas plataformas. Tanto los profesores como los chicos tuvieron que adaptarse, algo que no es sencillo, no solamente por un tema de hábito sino por una cuestión de recursos. Muchos no cuentan con las herramientas económicas para disponer de una computadora con cámara o de acceso a Internet. Además, muchas familias se quedaron sin trabajo o vieron altamente afectados sus ingresos durante la cuarentena. Es por eso que el Liceo 9, ubicado en Conesa 1855, organizó una muy loable iniciativa solidaria para poder ayudar a las familias necesitadas.
Silvia Blaustein, rectora y profesora del colegio, en dialogo con “Mi Belgrano”, pidió a los vecinos de la Comuna para que se sumen a este empredimiento solidario.
Contanos de la acción solidaria que realiza el Liceo 9 en esta pandemia
El Gobierno de la Ciudad provee de viandas a las escuelas secundarias medias que constan de cinco paquetitos de tres galletitas saladas cada uno, cuatro barritas de cereales, cinco saquitos de té y cinco de mate cocido, cinco frutas y un paquete de medio kilo de leche en polvo. Nos dio mucha vergüenza que las familias necesitadas se acerquen a recibir esa vianda que nos parecía muy incompleta. Así fue que hicimos una reunión virtual entre la cooperadora, profesores, el centro de estudiantes, el equipo de conducción y la coordinadora de tutores para tratar el tema. De allí organizamos el grupo “Liceo Solidario” a través del cual lanzamos una campaña por las redes sociales de la cooperadora. Entregamos 60 bolsones cada 15 días. Al comienzo cada bolsón contaba con 13 productos. La última vez pudimos entregar nueve. Esto se debe a que al principio la gente tenía más recursos para colaborar, pero con el paso de la cuarentena la situación económica de todos fue empeorando y cada vez podía donar menos cosas. Además de que fue incrementando el número de familias necesitadas que requerían los bolsones. Al principio de la cuarentena, fueron alrededor de 20 familias y hoy son entre 55 y 60. Se nos hace difícil sostener las entregas y lo que da el Gobierno de la Ciudad es poco. Hemos visto actitudes súper solidarias por parte de la comunidad. Hay profesores que van a repartir comida, el grupo de conducción que vamos sistemáticamente a todas las entregas, papás que colaboran con nosotros, el centro de estudiantes que también ayudan. Es muy gratificante, pese a la situación difícil, ver la respuesta de la comunidad. Lo que necesitamos es la ayuda de los vecinos del barrio.
¿Cómo pueden colaborar los vecinos?
Los días de entregas los vecinos se pueden acercar a la escuela con alimentos no perecederos. Aquellos que no tengan posibilidad de venir, nos pueden contactar por las redes sociales: En Facebook (Cooperadora Liceo 9) y en Instagram (@coope_liceo9). A través de esos canales de comunicación, podemos coordinar para recibir las donaciones.
¿Se han ayornado los profesores a la nueva modalidad virtual?
Este es mi quinto año como rectora. Cuando asumí me propuse incentivar la formación de los profesores en el tema del uso de las tecnologías de la información y la comunicación. Para eso, en mi primer año, armamos un campus virtual en base a Moodle, que es el sistema que se usa en la UBA y que te permite crear aulas. Lo implementamos por una cuestión pedagógica para que los chicos empiecen a entrenarse en lo que usan la mayor parte de las universidades en la enseñanza virtual. Además, es un software libre. El año pasado ya la tercera parte de los profesores tenían su aula virtual. Cuando entrás al campus ves cada año (1°, 2°, 3°, 4°, 5°), se selecciona uno y luego se elige turno mañana o turno tarde y ahí aparece cada materia de cada curso. Cuando vimos que se avecinaba la cuarentena, junto al ayudante de informática, espejamos la escuela y teníamos una escuela virtual armada. Esto se pudo hacer porque ya teníamos la base armada. El usuario de los chicos es el DNI de cada uno. Se cargó toda la matrícula aula por aula. Cada profesor tiene su usuario. Así empezamos a trabajar. El primer cuatrimestre fue muy complejo. Había profesores que nunca habían trabajado con esta modalidad y tuvieron que aprender junto a los chicos. Pudimos hacer algunas capacitaciones con dos facilitadoras digitales en horarios semanales obligatorios. Hicimos todo tipo de tutoriales. Pusimos nuestro esfuerzo, también, en mantener la metodología asincrónica de trabajo, porque no todos los chicos tienen la misma posibilidad de acceso ni a las tecnologías ni a la conectividad. Eso también pasa con algunos docentes que no tenían computadora con cámara, por ejemplo. Genera dificultad dar las clases porque muchas veces los chicos no prenden la cámara y darle clases a una pantalla oscura se hace complejo, además que no sabemos si los chicos están del otro lado o si entraron a la clase y después se ponen a hacer otras cosas. La escuela, para los chicos, es muchísimo más que un lugar al que van para obtener acreditaciones académicas. Es un lugar de encuentro con sus amigos, donde se enamoran, etc. Empezamos a poner mucho esfuerzo en las actividades extracurriculares. Implementamos un proyecto de un programa de radio realizado por los chicos que sale a través del canal de Youtube “La Radio del Liceo 9”. Tenemos el “Liceo Ópera” para la formación en lírica. Nuestras horas de trabajo se han multiplicado por el infinito.
¿Y los chicos?
No tomamos asistencia porque no sabemos si un chico no entra a la clase porque no quiere o porque no tiene computadora o está con un teléfono que al entrar al Google Meet lo deja sin datos o porque el único dispositivo de la casa lo está usando otra persona para trabajar. Después de las vacaciones de invierno conseguimos los correos electrónicos de la mayor parte de los padres y armamos, con los preceptores, un calendario donde todos los profesores anotamos qué día y en qué horario vamos a dar nuestra clase por Meet. Ese calendario los preceptores se los mandan todos los lunes a los padres. A partir de esto la asistencia a las clases se incrementó un motón. Intentamos que no tengan más de dos clases por día. Muchos no prenden la cámara por una cuestión de vergüenza. Todas las clases que damos quedan grabadas en el aula virtual para que todo aquel que no pudo estar presencial en la clase, tenga la oportunidad de ver cuando pueda la clase. El colegio tiene un sistema de tutorías y cada tutor ha hecho un seguimiento de los chicos que se comenta a la coordinadora. La psicopedagoga y la psicóloga de la escuela han estado llamado y hablando durante horas con algunos que estaban angustiados por el encierro, que tenían depresión, que no se podían conectar con esta nueva modalidad escolar.