Después de la gran crisis que sufrió Argentina en 2001, surgió un nuevo oficio como método utilizado por muchas personas para subsistir y tener al menos un pequeño ingreso económico: los cartoneros. Si bien este nuevo trabajo permitía lograr una remuneración ganada dignamente para muchos que estaban sin trabajo, presentó desde un comienzo varios matices negativos que se mantienen hasta hoy en día y de los cuales la Comuna 13 no está exenta.
En primer lugar, la precarización e informalidad laboral de la tarea siendo riesgosa para quienes la ejecutan. En segundo, el desorden que se genera en muchos aspectos. Cuando los recolectores escogen entre los contenedores y basura aquellas cosas que les son útiles, hacen una selección desmenuzando todo el contenido que hay, dejando a un lado lo que nos les sirve. Esto provoca que las bolsas queden abiertas, mucha basura dispersa; ocasionando importantes problemas: contaminación ambiental, mugre en la vía pública, mal olor, atracción de ratas e insectos. Este combo afecta a los habitantes, generando una merma en su calidad de vida y pudiendo provocar daños a su salud. Muchos vecinos de la Comuna se han quejado de esta situación en los últimos tiempos, en los cuales ha aumentado exponencialmente la labor de cartonear, debido a la muy compleja situación social y económica que atraviesa el país. Serán las autoridades quienes deban responder haciéndose cargo con propuestas y soluciones.

En la mayoría de las provincias argentinas hay basurales a cielo abierto, con una disposición final no sanitaria, con todos los efectos adversos que genera, como problemas de salud a las poblaciones lindantes, contaminación de ríos y del ambiente, emanación de gases por descompensación de la basura, entre otros. Los pilares básicos para que un sistema de residuos funcione radican en los habitantes que producen los residuos; el Estado que tiene la obligación de resolver el problema de la recolección, transporte, tratamiento y disposición de los residuos, y las empresas que brindan los servicios de recolección, para el caso de que éstos se encuentren contratados por terceros. También se debe sumar a los cartoneros, los cuales pueden ser de sideral contribución si se los regula adecuadamente.

En nuestro país se genera una tonelada de basura cada dos segundos, pero se recicla una pequeña proporción de esa cantidad, terminando la gran parte en rellenos sanitarios que están al borde del colapso. Hay normativas e iniciativas estatales y privadas que apoyan la recuperación de residuos. Cooperativas de recicladores urbanos, contenedores y puntos verdes. Aun así, el problema de la basura sigue siendo un desafío colectivo. Los especialistas lo atribuyen a la falta de un régimen unificado que disponga reglas claras para la industria, la discontinuidad en las medidas, la escasa educación ambiental y los pocos controles y penalidades. Los residuos son uno de los principales problemas ambientales que tiene la Argentina. El Ceamse ya alertó que en menos de cinco años el sistema colapsará y se deberá recurrir a nuevos espacios o tecnologías. La gestión inadecuada de la basura es un gran problema global para la salud, la economía y el medio ambiente. Así lo advierte el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) y la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA). Aunque alientan que los sistemas para resolver este problema existen, mejorando la calidad de vida y el medio ambiente, y son un buen negocio, como lo demuestran varias poblaciones que los han implantado con éxito. La UNEP y la ISWA destacan como los principales beneficios de una gestión sostenible de los residuos: ahorro público (la falta de sistemas adecuados cuesta a los países entre cinco y diez veces más que las inversiones necesarias), enormes reducciones de gases de efecto invernadero (GEI) implicadas en el cambio climático, creación de millones de empleos verdes y beneficios económicos estimados en cientos de miles de millones de dólares.

Damián Giovino