El efecto de la pandemia se cargó un nuevo lugar emblemático del barrio. El clásico establecimiento gastronómico “Fame” ubicado en Cabildo 2921, como otros tantos comercios, no pudo aguantar más y se fundió. Es una pérdida que sentirán muchos vecinos que frecuentaban, casi como parada obligatoria, aquel espacioso edificio de dos pisos. Era un punto de encuentro social. Su propuesta de autoservicio le brindaba singularidad, teniendo en cuenta que ese estilo gastronómico fue “pasando de moda” y casi no hay en la ciudad. Pero, por sobre todas las cosas, era especial por el vínculo que generó con los vecinos. “Mi Belgrano” dialogó con José Val, dueño de Fame.

Desde que anunciaron el cierre, habrás notado las muestras de cariño de muchos vecinos

– Exacto. El cariño de la gente fue mucho, no esperaba que fuese tanto, no me lo imaginaba. Se expresaron a través de mensajes por las redes sociales, dejando cartelitos en la puerta o acercándose a mí directamente. Todas palabras de aliento. Estamos muy dolidos por el cierre. Los empleados también se portaron mil puntos porque entendieron la situación. Fue todo apoyo, ninguno vino a decirme “a mí me debés tanto”.

Eso debe ser por los vínculos humanos que pudieron generar

– Sí, claro. Fueron muchos años juntos. La mayoría tenía bastante antigüedad. Para algunos, este fue su primer trabajo hace más de 20 años. Ellos saben que durante un año y medio estuvimos intentando aguantar como se podía, gastando los pocos ahorros que quedaban; hasta que llegó el momento en que no había de donde más sacar y tuvimos que cerrar.

Sostener una estructura  tan grande debe ser muy desgastante y complejo. ¿Lo que te hacía seguir era el amor por la tarea?

– Sin dudas. Lo digo siempre: tendría que haber cerrado en abril del año pasado, pero uno apostó a poder seguir y mantener las fuentes de trabajo. El tiempo pasa y pasa, y llega un momento en que no se puede sostener, no hay más dinero; es ahí cuando tenés que tomar la decisión de cerrar. Si hubiera cerrado en abril del 2020, hubiese sido, entre comillas, un buen negocio.

¿Tenías la esperanza de que algo mejore? ¿Por eso aguantabas?

– Sí. Nos engañaban y nos siguen engañando constantemente. Nos decían que teníamos que cerrar por 10 días, por 15, que la semana que viene, y así fue pasando el tiempo. Uno es un animal de costumbre y de trabajo, por eso prioricé aguantar hasta que no se pudo más. Estuvimos un año cerrados ¿para qué? Cuando teníamos un 10% de los contagiados que tenemos hoy.

¿Crees que no hubo un rumbo claro y eso generó gran incertidumbre en los comerciantes?

– Exacto. Si hubiese un plan creíble del Estado que diga: “señores, van a tener que estar cerrado por tres meses, porque en ese lapso vamos a vacunar 500mil personas por día”, tendría lógica y lo vale. Estaba pagando de alquiler, de común acuerdo con los dueños, un 25% de lo que pagaba en marzo del año pasado y así y todo no podía aguantar más.

¿Vívis por Belgrano?

– Viví mucho tiempo en Olivos, estuve en Tierra del Fuego y después me establecí en Quilmes. A mi mujer la conocí en Cabildo y Echeverría. Tuve anteriormente dos locales más en la zona. Uno en José Hernández a pasos de Cabildo y otro en Ciudad de la Paz y Mendoza.

En Fame se ofrecía una propuesta gastronómica que ya no abunda

– Sí, ese estilo ya pasó un poco de moda. Nos manteníamos por los años en la zona y el conocimiento que tenían los vecinos sobre nuestra calidad. Mi próximo emprendimiento no va a hacer como este.

¿Tenés proyectos?

– Tuve varias propuestas, pero tengo que dejar pasar algunos meses hasta que se aclare el tema de la pandemia. Abrir un nuevo local gastronómico para estar cerrado, no tiene sentido. La idea es encarar en un tiempo un nuevo proyecto, porque necesito trabajar para poder vivir. Locales me han ofrecido a montones.

Mensajes de los vecinos

Al informar la noticia del cierre en la cuenta de Instagram de FAME, los vecinos dejaron infinidad de mensajes, reproducimos algunos: “Qué tristeza, iba desde que era chiquita”; “Me acuerdo cuando repartían las cuponeras de descuentos en la puerta del colegio”; “Siento mucha bronca y tristeza”; “Era un lugar cálido y receptivo para nosotros los adultos mayores. Además la comida era de calidad, tenía una buena atención y precios accesibles. Me quedo con muy buenos recuerdos”; “Gracias por todos estos años. Los voy a extrañar. No sé qué voy a comer ahora todos los mediodías”;  “Fuerza a todos los empleados de Fame, ojalá encuentren trabajo rápido”; “¡Que tristeza! ¡Otro comercio cerrado!”.

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