Después de ir a la cancha de River o al salir de los fichines (cuando estaban), muchos pasaban a comer una porción por la pizzería más antigua de la zona. Esto ya no será posible porque el jueves 30 de septiembre de 2021 será recordado como el día en que cerró Burgio, la mítica pizzería del barrio de Belgrano.

Desde su cuenta de Instagram, la pizzería emitió el siguiente comunicado:

“Lamentamos desde el corazón informarles el cierre de Burgio. Nuestro lugar, el que nos llenó de alegrías y enojos también. Que nos dio tantas charlas, tantas historias, tantos recuerdos que vivirán por siempre. Justamente, sería muy lindo que nos dejen sus historias como recuerdo para que perduren en el tiempo. Suponemos que en 89 años de historia deben haber muchas. Agradecemos a nuestro personal (los que todavía están con nosotros y los que lamentablemente ya no) que trabajaron codo a codo con los dueños. A nuestros proveedores y amigos que nos acompañan de toda una vida de generación en generación. Nuestro sincero cariño a nuestra gente que tanto nos quiso y nos entregó su vida. Gracias totales a ustedes”.

Los vecinos expresaron sus sensaciones en las redes sociales.

“Cabildo y Monroe ya no será igual”. “Era excelente la pizza”. “Estoy muy triste, iba con mi viejo y él antes con el suyo”. “Debería ser declarada Patrimonio Histórico”. “Perdimos un clásico. Vamos a extrañar a la mejor fugazzeta del mundo”. “Se va una parte importante de mi infancia, se van muchos recuerdos”. “No está bueno que cierren estas porciones de historia del barrio”. “Muchos nos hemos deleitado en la barra comiendo una pizza”. “Me da mucha pena que cierren”. “Un pedacito de historia que se nos va”. “Se terminó una etapa y murió el último lugar que mantenía la esencia del barrio”.

Gonzalo Arias desde su cuenta de Twitter escribió:

“El 60 te paraba o te tiraba en la puerta. Apenas bajabas un aroma inconfundible te invadía, te penetraba como la lluvia que acompaña al que quizás sea su último día. Nunca descubrí ni quise saber cómo lograban ese sabor; mezcla de ajo, aceite y perejil. Los platos de metal, las servilletas de papel, el vaso con cuchillos y tenedores, el mostrador naranja y las estanterías llenas de viejos aperitivos eran el cuadro perfecto para comerse de parado una de muzza, una de cebolla, una faina y una cerveza bien helada. Déjenme soñar que BURGIO no cierra. Y si así no fuera me como una porción con Borges. Nuestro pasado no es lo que puede registrarse en una biografía o lo que pueden suministrar los periódicos, nuestro pasado es nuestra memoria”.