Alfredo, un vecino de Belgrano, cuenta la siguiente situación.
Hace un tiempo envié una foto y un comentario respecto a la instalación de una especie de rancho/casita de hornero sobre la vereda de la esquina Sud-Oeste de la Av. Crámer y Juramento ocupado desde entonces (más de año y medio coincidente con el comienzo de la pandemia) y por una señora muy mayor.
Allí, según sea la estación y el día lo permita, descansa dentro o fuera del hueco armado por los bultos. Llamé a cuánto número oficial se puede llamar y en todos recibí la misma y absurda respuesta: “Hemos ofrecido trasladarla, pero la señora no quiere”.
Desde los finales del año 2021, he notado que no está sola. Ahora la acompaña durante las horas de luz un hombre relativamente joven (40/50 años) ocupando dos asientos en la ancha vereda y trajinando con los bultos que ya son más que al principio.
Es absolutamente incomprensible que el derecho esté de parte del usurpador del espacio público y no del respeto del principio de NO OCUPACIÓN del mismo y menos en forma permanente por quien decida de buenas a primeras instalarse en una esquina cualquiera.
Estamos muy mal si cualquiera se puede hacer dueño de un lugar público y no ser compelido a retirarse por el mero hecho de que se niegue a hacerlo.
La vecina de la «casita de hornero» es tan parte del barrio como Alfredo. Me habría encantado leer una carta escrita por ella.