El 28 de Abril de 2016, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionó una ley por la cual se denominó “Lucila Yaconis” al espacio verde comprendido entre las calles Paroissien, Comodoro Rivadavia y 3 de Febrero. Sin embargo la inauguración se demoró y recién se realizó hace 4 años, en Enero de 2019. Allí estuvieron presentes vecinos del Plan Alerta, un Pastor bendijo el lugar y se procedió a la instalación de un banco rojo (una manifestación de sensibilización, concientización y visibilización de los femicidios y la violencia contra la mujer).

Consultamos sobre aquel día a Isabel, la mamá de Lucila, y nos contó lo siguiente:

El día de la inauguración me invadió una alegría, una felicidad, que hacía mucho tiempo no sentía, que no podía percibir por nada. El pequeño lugar verde me llenó de alegría. Y así me lo hicieron saber los que me acompañaron y vieron volver a mi rostro, la felicidad que se me había borrado de la cara. Fue un día radiante, el sol estaba en todo su esplendor.

Viví paso a paso la realización. Desde que la topadora emparejó el terreno y vallaron el lugar. Cuando llegaba a casa pasaba la vía y escuchaba el ruido de sierras, de martillos y consideraba que para mí era una música maravillosa. Gustavo Acevedo que en ese momento era el jefe comunal, invitó a los vecinos a una reunión que se hizo en un salón ubicado en Besares y 3 de Febrero. Yo fui la encargada de convocar a los vecinos. Quería que todos opinaran lo que buscaban obtener en ese lugar, que querían lograr, qué era lo más conveniente para ese espacio. Me dejaron a mí tomar las decisiones. Lo primero que pedí es un patio de juegos. Quería escuchar la risa de los niños y que cada día reviva la vida en ese lugar.
El primer año de la inauguración, pasaba muchísimo tiempo en la plaza porque iba con mi nieta mayor que aprovechaba el espacio de los juegos. En el lugar se juntaban muchos vecinos, especialmente lo aprovechaban los que habitan las torres que no tienen ni balcón. Ese espacio invitaba a llevar el termo, el mate. Allí se contaban historias muy lindas y conocí a muchos vecinos. La plaza fue un punto de unión donde nos descubrimos como vecinos. En la época de la pandemia la plaza fue un refugio para que los chicos pudieran salir un rato y tomarán sol. Creo que en el año 2020 fue cuando más se usó la plaza. A mí me daba muchísima felicidad estar ahí.

Mi nieta fue creciendo y ahora tiene otras actividades y entonces no voy tanto a la plaza pero cuando paso me gusta escuchar la risa de los chicos. A veces me enojo cuando no se la cuida. La plaza la tenemos que cuidar entre todos. No me gusta cuando se destruyen las plantas. La empresa Parquizar se ocupa permanentemente del riego viene a cercar cuando se ponen los sembrados nuevos, valoro mucho su trabajo porque lo hacen muy bien.

En este momento la plaza está muy bien. Se agregaron canteros, hay uno circular con flores amarillas. Lo que me gustaría y nunca lo pudimos lograr porque el espacio no da, sería colocar un tobogán. Lo pedí varias veces porque les puedo asegurar que los chiquitos son los que más disfrutan del espacio. A la mañana hay mucha tranquilidad porque hay menos gente. Tengo el recuerdo de lo que era ese lugar, era un páramo prácticamente, con un terreno irregular con pozos. Después se había mejorado un poco y ahí fue cuando los vecinos trajeron la primera placa de bronce, que ahora está en el pedestal tan bonito con los azulejos.

PARA NO OLVIDAR

El 21 de abril de 2003 cerca de las 7 de la tarde, Lucila de tan solo 16 años, caminaba por la cuadra que la llevaba hasta el paso a nivel de Comodoro Rivadavia y Paroissien, el mismo que cruzaba todos los días para llegar a su casa, cuando fue abordada por un hombre que intentó violarla y, ante su resistencia, la golpeó y asfixió. La encontraron muerta sobre los pastos crecidos, a sólo 50 metros del cruce a nivel y a poco más de una cuadra de su casa. Nunca hubo un acusado en la causa, ni nunca se pudo saber quién la mató, tras cuatro años de investigación judicial, en el año 2007, el caso se quedó sin sospechosos.

A partir de lo sucedido, la estación de Núñez tuvo el primer corredor de senderos seguros para los chicos, en colaboración con los comerciantes de la zona. Además empezó a haber mucha vigilancia mediante patrullajes realizados por las escuelas y el corredor ferroviario se iluminó desde la estación Rivadavia hasta Lisandro de la Torre.

Isabel Yaconis impulsó junto a las Madres del Dolor la creación del Banco de Datos Genéticos de
Delincuentes Sexuales, una iniciativa que fue aprobada en el año 2013 y reglamentada en el 2017. Ese registro se extenderá a todos los delincuentes, ya no sólo a los vinculados con delitos contra la
integridad sexual.