Historia de un automovilista porteño

Buenos Aires es una jungla de asfalto. Hoy conoceremos la historia de un automovilista porteño que a diario hace malabares para circular por la ciudad. Envianos tu historia por Email: mibuenosairesmiciudad@gmail.com o por WhatsApp: 11-4409-3466.

Arnaldo es un automovilista de esos que ya no existen. Es sumamente respetuoso con cada una de las normas de tránsito. Considera que la conducción no es un juego. Como maneja bastante despacio, a menudo recibe improperios de los ases del volante. Aquel día se tuvo que enfrentar con un colectivo que lo sobrepasó por la derecha a gran velocidad y con el chofer asomando su cabeza por la ventana gritando: “¡Movete, tortuga con corbata! Pero Arnaldo no contestó la agresión porque cree que la paciencia es la madre de la seguridad vial. Minutos después un motociclista que iba en zigzag entre los autos le dijo al pasar: “¡Andá a manejar un triciclo, abuelo!”. Al llegar a un semáforo en amarillo, se detuvo mientras un taxista impaciente le clavó la bocina y vociferó: “¡Dale, que se va a oxidar el auto parado!” Finalmente, Arnaldo llegó a destino, donde lo esperaba su jefe malhumorado que lo recibió con la siguiente frase: “¡Por fin llegás! ¿Qué sucedió ahora? ¿Un desfile de caracoles te cortó el paso?” a lo que respondió: “No, jefe, es sólo que manejo con responsabilidad”.

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