Desde Villa Urquiza hasta Núñez

La calle Manuela Pedraza va desde Villa Urquiza hasta Núñez. Atraviesa tres barrios, dos de la Comuna 12 y uno de la Comuna 13. Comienza en Av. De los Constituyentes en Villa Urquiza, pasando por el Club Pinocho al 5139. Al llegar a Plaza se interrumpe con las vías del tren. Del otro lado de las vías, ya está dentro de los límites del barrio de Coghlan. Pasando Zapiola, ingresa a Núñez. Cruzando la Av. Crámer, bordea el polideportivo de Núñez, donde antiguamente funcionaba la cancha de Platense, y la Plaza Rámirez. Al llegar a Cabildo, hay que hacer un pequeño tramo por la avenida, donde suele haber bastante tránsito.

Pasando la calle Arcos, atraviesa las vías del ferrocarril por el Paso Bajo Nivel construido en el año 2011. El cruce, que demandó la excavación de 3000 m3 de tierra, tiene una longitud de 60 metros, un carril con único sentido de circulación Oeste-Este, una altura libre de paso de 3,72 metros y una pasarela peatonal dotada de rampas para acceso de personas con movilidad reducida.

Antes de llegar a su fin, en la Avenida Del Libertador,  pasa por el Centro de Salud Mental N°1 “Dr. Hugo Rosarios” al 1558.

¿Quién fue Manuela Pedraza?


Muchos conocen la calle, pero pocos saben quién fue Manuela Pedraza. Nació en 1780 en Tucumán y era conocida por todos como “Manuela la Tucumanesa”. Se trasladó a Buenos Aires donde conoció a su marido, quien formó parte del cuerpo de milicias conocido como “Blandengues” y en el que militó Manuela durante las invasiones inglesas. Durante el combate, el marido de Manuela fue herido por un disparo de un soldado británico y murió. Manuela tomó el fusil que dejó caer su esposo, y con esa arma, mató a quien le había disparado a su marido. Luego persiguió al pelotón enemigo y mató a otro soldado inglés de un bayonetazo.

Por su participación, considerada heroica durante la última batalla por haber luchado cuerpo a cuerpo con un soldado inglés, el comandante de las fuerzas de Buenos Aires, Santiago de Liniers, la declaró heroína distinguida con el grado de Alférez, con goce de sueldo. Manuela Pedraza brilló en un momento para luego ser olvidada. Cuentan que terminó sus días vagando, trastornada e indigente, arrastrando su miseria por las calles de la ciudad que ayudó a reconquistar.

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