Me contaron que
bajo el asfalto de las calles de Buenos Aires, existe un mundo
de silenciosos arroyos. Por estos pagos tenemos al Vega, el
Medrano y el White.
Antonio Elio Brailovsky, escritor y economista especializado en
historia ambiental sostiene que: “Buenos Aires creció con una
actitud de negación de la naturaleza, como si la ciudad fuera
una cosa distinta que el campo”. “La decisión de entubar los
arroyos es coherente con la idea de usarlos como cloacas. Se me
ocurre que siempre imaginamos a la Ciudad plana como una mesa,
sin relieves, y sin embargo tiene puntos altos y bajos, cuencas
que desaguaban en los antiguos arroyos y bajos que siempre se
inundaron. La topografía porteña se borró de nuestra memoria,
así como también lo hicieron sus arroyos (hoy entubados) y sus
zonas inundables”. “El comportamiento de un arroyo entubado es
peor que a cielo abierto, porque libre, el curso de agua no
tiene obstáculos y entubado sí”, asegura Brailovsky, y agrega
que al entubarse desaparece de la vista su zona de desborde
natural. “Se hizo para esconder las zonas de riesgo y generar
valorización inmobiliaria”.
Marcelo Arostegui, docente y miembro del departamento de
hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de
Buenos Aires (UBA) sostiene: “Cómo decía un profesor mío: los
españoles tuvieron una gran capacidad en la conquista pero
sabían poco de problemas hídricos”. “Estamos parados sobre una
red de arroyos que convergen en el Río de la Plata. Es una zona
difícil para poder levantar una ciudad, el agua está muy
presente”.
El Arroyo Medrano
La cuenca del arroyo Medrano se encuentra ubicada en el
extremo Norte de la ciudad, totalizando un área de 5.567 h, de
las cuales 1.998 h se encuentran en capital y las restantes
3.569 h en la provincia de Buenos Aires.
El arroyo Medrano fue entubado en 1938. Nace en Villa Maipú, San
Martín, y corre en la Capital Federal por debajo del Parque
Presidente Sarmiento y de la avenida Ruiz Huidobro hasta Melián.
Luego, pasa por el Parque Saavedra, sigue por García del Río y
Comodoro Rivadavia hasta desembocar en el Río de la Plata
después de cruzar Cantilo.
En Julio, un grupo de vecinos, bajaron a inspeccionar el arroyo
Medrano con funcionarios del gobierno de la ciudad. En el grupo
de Facebook denominado “Vecinos Inundados Asamblea Saavedra”, el
vecino Mario Damonte cuenta: “El 08 de Julio hicimos una
excursión muy concurrida; cuando llegamos la gente de espacios
públicos, de la empresa Automat y del club Cuba, ya nos estaban
esperando. Pudimos bajar al arroyo en 3 botes con sus
respectivos timoneles que puso el club. Por las condiciones del
río el recorrido no fue un simple paseo; llegamos
aproximadamente hasta Av. Cabildo y en todo ese trayecto en el
curso del arroyo no nos encontramos con obstrucciones
importantes en el ducto principal. Si hay un conducto secundario
importante completamente obstruido y que posiblemente esté a la
altura de la Av. Libertador”. “Tanto funcionarios como la gente
de Automat reconocieron que esta inspección hay que hacerla
regularmente y tomarán las medidas correspondientes en los casos
observados. Al terminar el recorrido nos reunimos con
funcionarios y Automat para coordinar los siguientes pasos y
allí nos informaron que se están reuniendo con un grupo
importante de Ingenieros hidráulicos de la UBA y UTN para
asesorarse sobre como encarar un plan de trabajo y que
corresponde hacer”. “También tenemos la novedad que Automat con
espacios públicos ya están trabajando en la construcción de un
secundario nuevo en García del Río y Conde y nuevos sumideros
(en reemplazo del que está obstruido)”.
Otros vecinos comentaron luego de la inspección, que el
entubamiento del arroyo estaba con un nivel de agua que ocupaba
dos tercios del conducto cuando la altura del río era de un
metro, y con sólo un tercio del conducto libre difícilmente
puedan desagotar en un día de lluvia el agua proveniente de la
red pluvial.
Mariano Bentureira, presidente de la Comisión Vecinal de
Saavedra y Núñez, junto a un equipo del noticiero Telenueve,
navegó parte de la cuenca del Medrano. En esa recorrida comprobó
que “hay tapones de basura que impiden que el agua del arroyo
desagote en el Río de La Plata. El entubamiento está tapado y la
basura sedimentada. El conducto a cielo abierto, tiene dos
metros de sedimento”, explicó.
El Arroyo Vega
El nombre se debe a un antiguo poblador de su ribera. El
recorrido del Vega parte de La Paternal, corta en diagonal desde
Chorroarín y Donato Alvarez, continúa por esta calle hasta
Holmberg, de allí a Juramento y por esta a Estomba. Al llegar a
Mendoza tuerce ligeramente hacia la calle Superí; retoma su
cauce por la calle Juramento hasta Conde. Diagonalmente llega
hasta Freire y Echeverría; de ahí a Zapiola y Blanco Encalada
donde dobla hacia Húsares y Monroe, debajo de la cual llega al
Río de la Plata, al norte de Ciudad Universitaria.
Antiguamente sus desbordes lo hacían peligroso. Sus crecientes
arrastraban animales y carros, destruyendo las viviendas.
Los avances del río por un lado, y las aguas que bajaban
atravesando las calles de Belgrano como un verdadero río,
convertían a Belgrano en un lugar intransitable e insalubre.
Las inundaciones y el desborde del arroyo Vega, fueron una
constante preocupación. En 1869 la Corporación Municipal
determinó que había que abrir una zanja que permitiera la salida
de las aguas estancadas cuando el arroyo bajaba. En 1884, el
Congreso dispuso que el Poder Ejecutivo practicase estudios de
nivelación y desagues de las zonas inundadas, entre las que se
contaba Belgrano. No obstante los problemas del Vega no fueron
resueltos.
El Vega no sólo era un peligro durante las inundaciones, también
lo era pos sus pésimas condiciones de salubridad.
En 1908 un vecino de Belgrano, el Ingeniero Francisco Beltrame
estudió y proyectó un sistema de colectores, por los que
desaparecería todo el agua de las calles de Belgrano. El
proyecto no prosperó y así fue que en los primeros días de mayo
de 1911 se unieron una terrible sudestada y una lluvia intensa
provocando que Belgrano se inunde. En 1934 comenzó la obra de
entubado del arroyo Vega.
El arroyo White
El Arroyo White recoge las aguas de origen pluvial de sus
afluentes que corren en forma subterránea por las calles Manuela
Pedraza del lado Norte y Guayra por el lado Sur del Barrio de
Núñez, uniéndose ambos en la intersección de la calle Campo
Salles y Av. del Libertador. A partir de aquí las aguas escurren
hasta el Río de la Plata por el emisario principal del arroyo
atravesando los predios del Tiro Federal , el CENARD y el Club
CUBA hasta la estación de Bombeo.
La obra, finalizada, consiste en la instalación de una estación
de bombeo con una capacidad para bombear 16 m3 por segundo,
ubicada en la desembocadura en el Río de la Plata, a fin de
asegurar el funcionamiento de la red ante eventos de sobre
elevación del nivel de las aguas del río (por sudestadas o
mareas).
Alguna de las causas que provocan las inundaciones
- La desaparición gradual y constante de espacios verdes que
contribuían a la absorción natural del agua pluvial y el aumento
de las superficies impermeables (grandes playas de
estacionamiento, shoppings, edificación con reducción del pulmón
de manzana absorbente, las “puestas en valor de plazas” con
obras de cemento, etc.). Esto hace que el agua pluvial a
escurrir por superficie y conductos haya aumentado.
- El reemplazo del empedrado de las calzadas por asfalto y las
cunetas de adoquines por cemento alisado. Esto motiva un aumento
de la velocidad de escurrimiento del agua y en consecuencia la
onda de caudal llega en menos tiempo a los lugares críticos y en
consecuencia aumenta el valor de su pico máximo. Esto se puede
observar en que rápidamente las calles rebalsan de agua.
El Plan Director Hidráulico de la Ciudad de Buenos Aires,
sancionado por la Legislatura en 1998, establecía una serie de
obras a realizar para terminar con los efectos de las lluvias
fuertes. En la medida en que los arroyos rebasan, se hacen
canales aliviadores. Sería el equivalente a ampliar el curso de
agua, sólo que como están entubados se hace un caño paralelo. Si
se hubiera cumplido con el Plan Director Hidráulico, los efectos
de la tormenta habrían sido mucho menores.
Para el Vega, el Plan determina, la necesidad de “incrementar la
capacidad del emisario actual mediante un túnel aliviador con
cerca de 8,40 km de longitud”.
En segundo lugar, “permitir un control de la descarga del nuevo
túnel aliviador mediante la construcción de una cámara
cilíndrica vertical de descarga en el Río de la Plata”.
Para el Medrano, proyectaba incrementar la capacidad del
emisario principal mediante un túnel aliviador de cerca de 5,18
km de longitud, incluyendo la construcción de una obra de
cabecera que derivará caudales del emisario existente. Y luego
permitir un control de la descarga del nuevo túnel aliviador y
su mantenimiento y limpieza, mediante la construcción de una
cámara cilíndrica vertical de descarga en el Río de La Plata,
dotada de compuertas, y de una estación de bombeo ubicada en el
punto más bajo del túnel.
Según Brailovsky, “Ninguna obra soluciona el problema de las
inundaciones definitivamente”, “En Mar del Plata hay
señalización en las zonas inundables, en Chile se educa para los
terremotos, aquí deberíamos tener estrategias para bajar los
riesgos al mínimo”.
Según Arostegui, “Lamentablemente no existe una obra
económicamente viable para poder evitar en un cien por ciento
una inundación. Esto no quita que hay que hacer obras para estar
más preparados”. “Una de las maneras de empezar a buscar
soluciones es comenzando a entender el fenómeno”. “Así como la
gente que vive en Miami sabe que está en una zona de riesgo de
huracanes y los residentes de San Francisco saben que están en
un sector de riesgo de terremotos, los porteños tenemos que
asumir que estamos en una zona de riesgo hídrico”. El ingeniero
expresa que el problema debe atacarse desde dos frentes. “Uno
tiene que ver con lo estructural, realizar las obras de
ingeniería que sean necesarias y el otro, pasa por contar con
leyes y reglamentaciones que alerten y prohiban ciertas
construcciones cuando se quieren hacer en zonas de riesgo
hídrico”. “Por ejemplo si se quiere construir un edificio a
metros del emisario de un arroyo, debe prohibirse que se haga
con cochera subterránea. Es una manera de cuidar a todos”.
El arquitecto Juan Manuel Borthagaray, director del Instituto
Superior de Urbanismo de la UBA, considera que no es posible una
solución total al problema, y que sólo se pueden tomar medidas
paliativas. “Cuando alguien promete acabar con las inundaciones
se sabe que miente. Los arroyos pueden haber sido entubados,
pero como están en pendiente, el agua fluye hacia los antiguos
cauces cuando llueve más de 50 milímetros”. “No hay sistema de
desagüe en el mundo que pueda evacuar eso, mucho más con la
basura tapando las alcantarillas. Los canales aliviadores pueden
mitigar el problema, pero no solucionarlo”.
Según el arquitecto Enrique García Espil, ex Secretario de
Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires durante el
Gobierno de Fernando De la Rúa, hay tres acciones totalmente
distintas para desarrollar:
El mantenimiento, que supone conservar limpias las redes de
desagüe y los sumideros; las obras inmediatas, como los canales
aliviadores y las estaciones de bombeos; y la planificación, que
supone pensar en cómo generar superficies absorbentes, mantener
pasos abiertos, y evaluar dónde se construye. |