Luego de leer la nota de la edición de noviembre del diario Mi Belgrano titulada “¿Por qué estar a favor del estacionamiento tarifado?”, me gustaría hacer algunas aclaraciones.

En diversas reuniones con los vecinos funcionarios del Gobierno de la Ciudad han expresado que “Buenos Aires tiene 350.000 lugares para estacionar en la vía pública”.

Si nos atenemos a los datos publicados por Estadística y Censos del GCBA, el parque automotor propio de la ciudad alcanza a 1.506.692 autos a diciembre de 2017, con lo cual el déficit llega a 1.156.692 de lugares para estacionar el que evidentemente no es absorbido por cocheras privadas.

En la ciudad faltan alrededor de 500.000 espacios para estacionar autos, según una estimación propia del Gobierno porteño; sin embargo, según datos del GCBA en toda la ciudad hay instalados 23.400 contenedores, lo cual significa un igual número de lugares para estacionar menos, si se suman los 100 km de ciclovías que existen (otros 20.000 lugares menos). A esto hay que agregar que actualmente se están ocupando espacios con las estaciones de Ecobici, y cada una conlleva la desaparición de 4 o 5 lugares para autos. Totalizando al día de hoy son 43.400 espacios para estacionar suprimidos.

Para colmo, abundan espacios reservados por los propios vecinos en las puertas de sus casas, de modo de poder ingresar los automóviles en los garajes sin tener que realizar muchas maniobras. En algunas viviendas, incluso donde no hay garajes, las franjas amarillas en los cordones y la colocación de objetos sobre la acera también delatan la “negativa” del dueño del inmueble a que haya vehículos estacionados junto a su vereda.

¿Por qué no es absorbido por cocheras privadas?

  • Los automovilistas porteños padecen sucesivos aumentos en el costo para mantener y usar sus autos. Incrementos en el precio de la nafta, seguros, parquímetros, peajes, garages.
  • Insuficiente cantidad de cocheras exigidas por el Código de Planeamiento Urbano en edificios nuevos.
  • Alto valor del suelo y el elevado costo de construir subsuelos para tal fin.
  • Casi todas las calles de la ciudad tienen prohibido el estacionamiento sobre la mano izquierda.
  • Se obliga a dejar libre de estacionar a las cuatro ochavas (8 lugares) en calles de única mano, cuando son necesarias solo 2 (al encontrarse con una calle de mano única no es necesario mirar hacia los dos sentidos).

Finalmente debo expresar que detrás de este caos resulta evidente que el GCBA se beneficia con la situación en su afán recaudatorio, lo que queda demostrado según las estadísticas del propio gobierno, haciendo cada vez más multas.

Me queda por destacar que los automóviles particulares que circulan por las calles de la CABA, abonan impuestos que le dan derecho a hacerlo, como el que se paga al adquirirlo. La Patente, cada vez que se carga nafta el Estado se queda con 41% de lo que se paga por cada litro, las grúas que acarrean autos mal estacionados y la Verificación Técnica Vehicular.

Hay ejemplos más cercanos en donde se toman medidas envidiables para mitigar el tema estacionamiento y dar soluciones al ciudadano, por ejemplo en Vicente López.

Para finalizar deseo recalcar que no estoy en contra de las ciclovías ni de los metrobuses, sino que pretendo que se logre una ecuación armoniosa. Que ninguna de las iniciativas vaya en desmedro de las demás. Respecto a la inquina de cierta gente hacia los autos, deben tener en cuenta que también son utilizados por personas que no saben o no pueden andar en bicicleta o patineta, patines o rollers, los que no tienen medios de transporte públicos cercanos, los que trabajan con su auto (taxis, remises, médicos, enfermeros, etc.), discapacitados o enfermos crónicos, gente mayor y aún aquel que habiendo trabajado y ahorrado para comprarse un auto tenga el derecho a usarlo y estacionarlo en las cercanías de su casa sin pagar por ello.

En el planeta tierra existían hasta el 2010 más de mil millones de automóviles funcionando, en nuestro país circulan hoy 12.503.920 vehículos de los cuales un poco más de 1.500.000 residen en la CABA, por lo tanto las ciudades no deben dejar de pensar en función del auto para evitar que se produzca un caos, evitando recurrir a la excusa del auto para recaudar.

Arq. Enrique Viola