En noviembre de 2019 el TSJ (Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad), falló a favor del avance del proyecto inmobiliario Palacio Roccatagliata en el predio ubicado en Roosevelt y Balbín (la obra está parada hace casi 3 años).

Según informó la empresa constructora, entre marzo y abril de 2020 se reiniciarán los trabajos para terminar de construir una de las torres que ya tiene 14 pisos y se extenderá al doble. El otro cuerpo del edificio que tiene 13 pisos ya está terminado. La Villa Roccatagliata fue conservada y puesta en valor pero todavía no definieron qué uso se le dará.

Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad, explicó que en un principio “se inició una acción de amparo colectivo ambiental solicitando la nulidad del permiso de obra otorgado por violar el Código de Planeamiento, en tanto permitía alturas, ocupación del pulmón de manzana y cantidad de metros cuadrados prohibidos por este. Luego de que obtuvieran seis sentencias a favor en la Justicia, en noviembre pasado el Tribunal Superior de Justicia declaró legal el permiso. Sostuvo que el Poder Ejecutivo tiene la facultad de establecer excepciones individuales al mencionado código. El fallo da a entender que vivimos en una monarquía urbana en cuanto a la planificación y no en una democracia participativa como establece el artículo 1 de la Constitución de la Ciudad. Por otra parte, el TSJ considera que la violación al código de planeamiento, que es una norma esencial para la protección del ambiente urbano, no es suficiente para demostrar el daño ambiental. Es decir, la violación de una norma ambiental no acarrea ninguna sanción. Algo que nadie se atrevió a sostener en la historia jurídica ambiental. La justicia desvirtuó el sistema de protección del ambiente urbano de la ciudad para salvar un negocio inmobiliario millonario”.

Consultamos a Isabel D’Amico, vecina de la Villa Roccatagliata y miembro del Movimiento Comunero, y nos contó lo siguiente:

Entre febrero y octubre del año 2010, luego de haber consultado a la Dirección General de Interpretación Urbanística del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, los vecinos de Belgrano y Coghlan supimos, según el art.4.1.2.4, grado de intervención 4, que en el predio de la Villa Roccatagliata la intervención de un proyecto debía integrarse y armonizar con las características arquitectónicas predominantes, no debiendo visualizarse desde la vía pública. Las dos palmeras añosas que coronaban el edificio y la arboleda que circundaba el inmueble, ante tantos edificios construidos, parecían inamovibles con las regulaciones vigentes.

En el 2011, el inmueble fue adquirido por un grupo inversor que propuso la construcción de un conjunto edilicio de un bloque de 12 pisos más una torre de 27 pisos y 3 subsuelos. La Defensoría del Pueblo de la Ciudad solicitó al Secretario de Planeamiento del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, arquitecto A. Lostri, reformular el proyecto visado y ajustarlo al Código de Planeamiento Urbano.

Con el fin de preservar su valor patrimonial el 30 de Agosto del 2012, en primera lectura, tuvo la aprobación de catalogar con nivel de protección “Cautelar” el inmueble sito en F. Roosvelt 3141 esquina Ricardo Balbín.
El 19 de Septiembre de 2013, en segunda lectura, se sanciónó la Ley 4687 y se catalogó con nivel de protección “Cautelar” el edificio sito en F. Roosvelt 3141, esquina Ricardo Balbín. La modificación del término “inmueble” por “edificio” hizo que el legislador Adrian Camps y más tarde, el legislador Máximo Ferraro, presentaran un proyecto de ley correctiva aduciendo el error cometido al cambiar el término “inmueble” por “edificio”, ya que de no corregirse el espíritu pretendido se estaría permitiendo sólo la preservación del edificio y no la totalidad del conjunto arquitectónico que comprende, además de la edificación, el predio completo. Y fue en Septiembre cuando los vecinos de Belgrano y Coghlan presentamos una acción de amparo y la justicia dio lugar a la medida cautelar solicitada. En la misma denunciamos que el proyecto para obtener una normativa especial, requería de una ley de la Legislatura. No la tuvo. Triplicaba la altura permitida (27 pisos en lugar de 9), superaba la superficie cubierta en un 42% e invadía el pulmón de manzana en un 56%. Además de no cumplir con el procedimiento de evaluación de impacto ambiental con participación ciudadana.

El 10 de abril de 2014, el juez Lisandro Fastman resolvió rechazar la acción de Amparo interpuesta porque el proyecto no contaba con el permiso de obra y agregó que el “edificio” Roccatagliata no corría ningún riesgo porque estaba protegido según la ley 4687 (los fundamentos señalados anteriormente para solicitar la ley correctiva, tenían un porqué), 4 días después que rechazaron nuestra acción de amparo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aprobó los planos y a los vecinos no nos permitieron presentar de nuevo la misma documentación, argumentando las mismas irregularidades del proyecto en marcha.

En diciembre del 2014, nos citaron a los vecinos intervinientes, a la Asociación Civil “Basta de Demoler” y a la Asociación Civil, “Amigos de la estación Coghlan” a una mediación Prejudicial privada: Palacio Roccatagliata S.A contra todos los anteriormente mencionados, s/daños y perjuicios. La intención era que suscribiéramos un convenio donde nos debíamos comprometer a “cesar” con la difusión periodística de las críticas vinculadas a la construcción del complejo “Palacio Roccatagliata” y así salir indemnes.

En Agosto de 2015, el legislador Gustavo Vera presentó otro recurso de amparo. La obra avanzaba a pasos agigantados.

En Diciembre de 2016, el Juzgado en lo Contencioso Administrativo Nº 8, a cargo del juez Otaeghi, suspendió la obra y declaró nulo el permiso. Tres meses después, la obra se detuvo.

Finalmente en 2019 el Tribunal Superior de Justicia conformada por la Dra. Inés M. Winberg, Dr. Luis F. Lozano, Dra. Alicia C. Ruiz, Dra. Marcela V. de Langhe y el Dr. Santiago Otamendi, decidió aprobar el proyecto.

Dos bodoques huecos rodean la Villa Roccatagliata. Los vecinos soñábamos con un centro cultural y una plaza con árboles frondosos y dos palmeras añosas que nos dieran la belleza y la frescura que el cemento no puede. Una larga historia de compromiso, dignidad y lucha recorrimos durante estos diez años. De nuestro lado está la verdad, del lado del gobierno de la ciudad, como queda demostrado, está “la vista gorda”.

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