Por Lic.
Walter Polan
En los comienzos del siglo XXI, con un título universitario
y habiendo trabajado durante muchos años en una empresa,
quedé desempleado, sin tener la edad aún para jubilarme. Los
espacios de participación e inclusión generados desde el CGP
13, me dieron la oportunidad de juntarme con otros vecinos
en mi misma situación, recuperando la autoestima y mi
reinserción en el mercado laboral en un barrio donde la
pobreza mucha veces está invisibilizada.
Del reclamo individual a la Economía Solidaria
Recuerdo que cuando se crearon los Centros de Gestión y
Participación (CGP) allá por el 1997, el objetivo era
acercar el Gobierno de la Ciudad a los vecinos. Los primeros
reclamos se referían al mejoramiento urbano del barrio (poda
de árboles, arreglos de veredas, mejora de la iluminación,
etc.). Nuestra zona, la del CGP13, correspondía por esos
tiempos a los barrios de Belgrano y Núñez donde gran parte
de nuestra población es del sector económico medio y alto
con las necesidades básicas cubiertas.
Pero sobre el 1998 se vino la noche y nuestra realidad
económica y social, cotidiana de confort, dió un vuelco de
180º. Mas allá de las expectativas y el entusiasmo puesto en
el proceso de descentralización que iniciaba el Gobierno de
la Ciudad, la realidad socio-económica que se vivía en el
país impactaba en la ciudad y nuestra comuna esta vez no fue
la excepción.
El nodo Belgrano del Club del Trueque
El territorio del CGPC13, por ese entonces, estaba
conformado por la totalidad del barrio de Núñez y parte del
barrio de Belgrano, sus zonas céntrica y baja. La población
presentaba una característica homogénea de clase media
(subdividida en media-baja; media-media y media alta),
mayoritariamente conformada por adultos y adultos mayores,
propietarios con poder adquisitivo, profesionales y/o en
puestos gerenciales, asociados a servicios privados de salud
y educación.
Ya en 1999, los efectos de la caída de empleo se hacían
sentir en el barrio, particularmente en los dos primeros
tramos de la clase media. Luego de las 18 hs una vez por
semana, los espacios administrativos del CGP destinados a
las áreas de rentas y registro civil pasaban a ser ocupados
por un Nodo de Trueque, el cual era parte integrante de un
sistema de nodos que se realizaban en días sucesivos en
distintos barrios de la ciudad y el Gran Bs As. En el Nodo
del CGP 13 participaban no menos de 150 personas donde se
intercambiaban desde frutas y verduras hasta todo tipo de
servicios como el de peluquería, costura, etc. Los
integrantes del Nodo éramos socios que formábamos parte del
Club de Trueque y al ingresar nos asignaban una cantidad de
bonos para poder realizar intercambios ya que los precios de
los productos eran en bonos. Por lo tanto el sistema de
trueque no era directo, entre productos, sino a través de un
bono validado dentro del sistema, una cuasi moneda. El
sistema de trueque convivió con el sistema económico
recesivo de finales de los 90 como una respuesta alternativa
a la escasez de trabajo en el mercado formal; parte
necesidad, parte moda, parte alternativa militante de
necesidad de cambio por otro modelo económico. Durante
algunos años el Nodo tuvo una participación importante de
vecinos, y con el empobrecimiento masivo después de la
crisis política económica de Diciembre 2001 se aumentó pero
a medida que la situación económica del país fue mejorando y
el mercado laboral fue incorporando nuevamente a la
población la participación de los vecinos en el Nodo se fue
reduciendo hasta dejar de funcionar en el CGP. Cuando para
el 2003 el Nodo del Trueque perdió vigencia varios de sus
socios se habían quedado con una gran cantidad de bonos que
no pudieron cambiar ni por pesos ni por productos y
solicitaban que el CGP/GCBA se los cambiase.
Stand para Microemprendedores
Al mismo tiempo que estábamos participando del trueque,
recuerdo que otro sector importante de vecinos planteo
la necesidad de contar con un espacio gratuito en el barrio
para mostrar y vender los productos y servicios por ellos
generados. Un sector de la población, producto de la
recesión, había sido desplazado del mercado formal de
trabajo y estaba dispuesto a iniciar un recorrido como
emprendedor de su propio proyecto propio. Iniciar un
proyecto propio no resultaba poca cosa ya que el perfil de
los vecinos de la zona estaba integrado por personas con
educación secundaria completa, algunos con terciarios y
otros con títulos universitarios (vendedores, profesores,
profesionales, etc.) que habían trabajado durante muchos
años de su vida en relación de dependencia en bancos,
comercios, empresas u otras aéreas de servicio.
Aprovechando la oportunidad de que cada semana un público
numeroso concurría a realizar trámites, casarse o participar
de un taller cultural, es que desde el CGP reciclando un
puesto móvil de atención al público en desuso crearon un
Stand que cada microemprendedor o pyme podíamos utilizar
durante una semana en el horario que estaba abierta la
institución. Debido a que en los espacios del GCBA no estaba
permitido vender el Stand funcionó desde su creación como un
espacio de promoción de productos y difusión de su actividad
posibilitándole al micro emprendedor armar una lista de
clientes. Los productos mostrados eran de los más variados
desde jabones artesanales, tés, lencería, pañales para
adultos, artesanías en madera, cajas de regalos, etc, así
como también distinto tipo de servicios. En su mejor momento
el proyecto llego a contar con 300 microemprendedores que se
iban rotando a lo largo del año en el uso del Stand.
Pero no todo fue color de rosa una de nuestras aspiraciones
que finalmente no logró concretarse, era poder acceder a
créditos, subsidios o planes de financiamientos propuestos
por el GCBA, el Banco Ciudad o Nación ya que ninguno de los
microemprendedores que participamos del Stand logró reunir
las condiciones necesarias para acceder a ellos.
Pasada la etapa más aguda de la crisis para el 2004
lentamente la economía empresarial capitalista se puso en
funcionamiento, fue demandando nuevamente puestos de
trabajos y gran parte de los microemprendedores que habían
empezado un camino de la empresa propia se reinsertaron en
un trabajo con relación de dependencia.
Durante los 10 años de implementación del proyecto del Stand
de Microemprendedores muchos vecinos tuvimos la oportunidad
de ser parte de una “plataforma de lanzamiento” para iniciar
nuestra actividad y en otros compañeros que ya venían
desarrollando su actividad como microemprendedores el
proyecto les sirvió como “carta de presentación” en ferias y
muestras locales; provinciales y nacionales.
Núñez solidario
En 2004 surgió Núñez Solidario, una feria de
microemprendedores organizada conjuntamente con una de las
Asambleas Barriales, “LA ASAMBLEARIA” surgidas a partir de
los eventos del 19 y 20 de diciembre 2001 y los Talleres del
Centro Cabildo de Educación No Formal dependiente del
Ministerio de Educación GCBA y que se realizaban a contra
turno en la Escuela Nº 7 del Distrito X.
La Feria la realizábamos los fines de semana en la plaza
Balcarce (Av. Cabildo entre Jaramillo y Manzanares) teniendo
en cuenta fechas reconocidas por los vecinos (El aniversario
del barrio, el día de la madre, etc.) a su vez a los puestos
de los microemprendedores sumábamos actividades culturales
de los talleres de las instituciones de la zona a fin de
lograr una mayor convocatoria de vecinos.
Cuando estábamos en la plaza me gustaba abstraerme de mi
tarea de microemprendedor y observar los diferentes
objetivos e intereses de cada grupo participante y por lo
tanto la diversidad de productos como resultado de esos
objetivos. Por un lado estábamos los microemprendedores del
CGP13 apostando a ponerle valor agregado a nuestros
productos. A continuación estaban el grupo de “La Asamblaria”,
asamblea barrial de Núñez cuyos productos eran orgánicos y
promocionaban el comercio justo y seguidamente la producción
de los microemprendedores de los talleres del Centro Cabildo
de Educación no Formal donde el objetivo de los talleres era
la capacitación y la contención social comunitaria pero los
más interesante era que mas allá de la diversidad todos
estaban incluidos dentro de la propuesta de avanzar hacia
una Economía Social. Y como dice el “refrán sobre gustos no
hay nada escrito” y había vecinos para cada uno de los
diferentes productos expuestos.
Sobre fin del 2004 aunque nosotros estábamos muy
entusiasmados e interesados en sostener mes a mes la
actividad de la Feria, el CGP no contaba con una logística
suficiente para sostener ese ritmo, a lo que se sumo la
tragedia de Cromañón que impactó sobre todos los eventos que
se venían realizando en espacios públicos de la Ciudad de Bs
As por lo cual lamentablemente la Feria no tuvo continuidad
al año siguiente.
¿Es inevitable priorizar la realidad económica sobre la
realidad social?
Del relato de esta situación pasada hoy me quedan dos
recuerdos muy presentes, uno relacionado con la pertenencia
a un espacio compartido durante una época personal y
socialmente dura, donde puede sentir la contención y el
respeto, y a la vez la orientación y el apoyo para reiniciar
el tortuoso camino de la reinserción laboral en compañía. El
segundo recuerdo está relacionado con el desafío asumido por
un grupo de profesionales; técnicos y administrativos que
conformaban el CGP actuando como contenedores de una
realidad económica y social en el barrio que por momentos
como en los inicios del 2002, les tocaba muy cerca, de
manera personal. Ya no era la popular imagen del asistente
social de clase media atendiendo a los sectores pobres, en
este caso era un profesional de clase media conteniendo a
otro profesional vecino desempleado de clase media en el
marco de una crisis social y económica donde la
vulnerabilidad era del conjunto de la población.
También me surge una reflexión: sería importante empezar a
generar políticas públicas con participación de la comunidad
donde el sistema económico este incorporado en las
relaciones sociales y no a la inversa como viene sucediendo
hasta el momento, con el deseo de que una crisis extrema no
se vuelva a repetir entrando en círculo vicioso.
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