El Estadio
Monumental se alza sobre terrenos ganados a la costa del Río de
la Plata en la Ciudad de Buenos Aires. El suelo era inestable y
era necesario hacer varias obras para que fuese propicio para la
construcción de algo que sería monumental. El que encaró la
gigantesca tarea de rellenar los bañados fue un escocés llamado
Daniel White, quien a mediados del siglo XIX había adquirido una
estancia de 47 cuadras en esa zona. En esa superficie, construyó
un hipódromo, que se llamo “de Saavedra” o, directamente,
“Hipódromo de White”. Es decir que hace unos 150 años, la
ubicación exacta del Monumental era parte del Río de la Plata.
El Hipódromo de White ocupaba 16 cuadras y disponía de una
tribuna para el público. En 1866, una tormenta de Santa Rosa
arrasó con la construcción y sus directivos buscaron otro lugar
para un nuevo asentamiento. Encontraron un predio de 67
hectáreas en el que inauguraron, en 1867, el famoso Hipódromo
Argentino de Palermo. El terreno de White pasó por diversas
manos hasta que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires
promovió un juicio contra la sociedad que lo regenteaba.
Dato curioso del antiguo hipódromo: la pista tenía dos rectas
paralelas a la actual avenida Lidoro Quinteros, mientras que la
actual calle Victorino de la Plaza, un arteria en forma de “U”,
ubicada en el ángulo de las avenidas Monroe y del Libertador, no
hace más que respetar el trazado de la antigua pista. Es más, la
tribuna Sívori del Monumental coincide casi exactamente con la
curva opuesta del hipódromo, con lo cual se podría decir que la
infraestructura actual tiene una marcada presencia de las
instalaciones levantadas hace más de 150 años.
Hacia 1935, se sabía que River no iba a poder prolongar por
mucho tiempo la ubicación del antiguo estadio de avenida Alvear
y Tagle, ya que los terrenos no pertenecían al Club y el
contrato de alquiler no le sería renovado. El problema era
grande, dado que River Plate poseía muchas instalaciones
deportivas anexas destinadas a los socios, tal como ocurre en la
actualidad. Esas instalaciones sirvieron en parte para captar un
gran número de asociados dada su comodidad e infraestructura.
Tal como estaba previsto, fue desalojado de esta ubicación en
1937, pero hacia 1934 el Club ya había puesto en marcha algo
mucho más grande.
Fue un visionario llamado Antonio Vespucio Liberti quien sugirió
comprar los terrenos en donde hoy se encuentra el Monumental.
Muchos lo trataron de loco e irresponsable, dado que lo que él
proponía parecía una quimera. Liberti quería construir el
estadio que, según su criterio, River merecía. Y había observado
ese espacio abandonado, considerándolo apropiado para llevar
adelante su sueño. Los problemas que trajo su idea fueron
muchísimos, a punto tal que costó mucho convencer a otros
directivos de la factibilidad de un proyecto que parecía una
auténtica utopía. Más de uno sostenía que era una locura tratar
de hacer semejante estadio en terrenos pantanosos y ganados al
río, debido a los problemas que estas características
acarrearían. En pocos años, cambiarían de opinión al ver cómo el
hormigón avanzaba a paso firme…
Lo que pocos saben es que la Ciudad de Buenos Aires creció de
sur a norte a merced a la entrada de numerosos barcos por el
puerto de La Boca, en donde además se instalaron barrios obreros
muy precarios. A medida que se avanzaba al norte de este barrio,
se podía encontrar una Buenos Aires mucho más despoblada y
habitada por las clases medias y altas, y yendo más al norte
aún, la ciudad casi que era un desierto, a punto tal que los
terrenos donde hoy se posa el Monumental habían quedado casi
abandonados, convertidos en un pantano, y con considerables
restos de basura en los márgenes cercanos al río.
Finalmente y luego de muchas negociaciones, River adquiere un
préstamo del Gobierno a través del Banco Hipotecario Nacional,
dado que la idea de construir un estadio que pudiese ser
considerado como el estadio nacional, pero que estuviese
manejado por un club como River Plate en lugar de estar en manos
del Estado, sedujo a los gobernantes, quienes dieron el visto
bueno. Anteriormente a eso, el Club adquirió los terrenos en
cuestión a un valor de 11 pesos el metro cuadrado. River compró
alrededor de cinco hectáreas y la Municipalidad de Buenos Aires
donó otras 3,5 hectáreas, que son en definitiva las 8,5 que el
Club posee en la actualidad.
En 1934, el Club llama a concurso nacional de anteproyectos para
la construcción del Monumental. La idea era simple: diseño de un
estadio con pista de atletismo, completamente construido en
hormigón armado, con instalaciones deportivas anexas tanto en el
interior como el exterior del mismo, y que contemplara la
posibilidad de llegar a una súper capacidad de 120.000
espectadores. En aquella época, los Juegos Olímpicos eran mucho
más populares que los mundiales de fútbol, de allí la necesidad
de incorporar una pista de 400 metros alrededor del campo, con
la esperanza de poder albergar dicha competencia internacional.
Algo que nunca ocurriría…
El 1º de diciembre de 1935, en asamblea extraordinaria, se
presentaron ante los socios los planos aprobados del Estadio,
planos definitivos, con la reseña de los trabajos a realizarse.
El concurso fue ganado por los arquitectos José Aslan y Héctor
Ezcurra, con la ayuda del dibujante Fidias Calabria, lo que
significó una marca de por vida en la historia de este afamado
estudio de arquitectura, encargado de casi todas las
remodelaciones al Monumental desde entonces.
El Estadio Monumental Antonio Vespucio Liberti fue inaugurado el
25 de mayo de 1938 y, un día después, se jugó un partido
amistoso en el que River Plate derrotó 3-1 a Peñarol de
Montevideo, con goles convertidos por Carlos Peucelle, Bernabé
Ferreyra y José Manuel Moreno. Esa tarde, River alistó a
Sebastián Sirni, Vassini, y Cuello (Bezos); Malazzo, José María
Minella y Aarón Wergifker; Carlos Peucelle, Eladio Vaschetto.
Bernabé Ferreyra, José Manuel Moreno y Adolfo Pedernera. El
entrenador de River era el húngaro Emérico Hirschl. |